El entrenamiento cognitivo en autoinstrucciones puede ayudarnos a tra-
bajar y a mejorar la atención de nuestro
alumnado. Para que dicho entre-
namiento sea efectivo
debemos ser constantes y sistemáticos.
Las autoverbalizaciones o autoinstrucciones son un sistema
de «ha- blarse a sí mismo»
para darse unas
pautas-guía que le ayuden a resolver las tareas de forma autónoma, sin que haya
que ir diciéndole cada uno de
los pasos y favoreciendo así la interiorización de los procesos mentales:
• Paso
1: En primer lugar el docente realiza una
tarea delante del niño o niña y a la vez se va hablando a sí mismo,
diciendo los pa- sos en voz alta, las dudas, las posibilidades, las estrategias...Piensa
en voz alta, y va detallando los pasos que da mientras
realiza la tarea o resuelve
el problema. También
se va dando orientaciones
de las que debería darse
el alumno o alumna «voy a leerlo
de nuevo a ver si me he enterado, voy a repetirlo con mis palabras, voy a comprobar si…» y se va dando ánimos:
¡muy bien, así, despacio!
¡lo estoy
consiguiendo!, ¡creo que voy por buen camino!...
• Paso 2: Ahora es el niño o niña quien realiza la tarea y el docente vuelve a dar las autoinstrucciones en voz alta.
Va nombrando los pasos de la tarea mientras
el niño o niña la va realizando.
• Paso 3: El siguiente paso es que sea el propio niño o niña quien realiza la tarea y va verbalizando, diciendo
en voz alta, los pasos que va dando, las mismas frases pronunciadas por el docente
en las fases anteriores. En general en el entrenamiento hay que ayu- darle porque es muy difícil
que recuerde todo y en el mismo orden,
en cualquier caso, si le ayudamos él debe repetir cada paso de forma acumulativa.
Una variante del paso
anterior es que la persona
adulta realice
la tarea y el alumno
o alumna es quien hace las verbalizaciones en voz alta.
• Paso 4: Finalmente, cuando ya
está suficientemente
entrenado el niño o niña en lugar de decir lo que va haciendo en voz alta, se habla a sí mismo pero en voz baja y es capaz de generar
pensamientos-guía.
Dichos pensamientos-guía le ayudarán a mejorar la atención en la tarea y la organización y estructuración mental.
Las verbalizaciones o autoinstrucciones hacen
referencia a distintos
elementos, según el tipo de tarea.
Por ejemplo:
• Autointerrogación: ¿Qué debo hacer? ¿Y si lo hago de otro modo?
¿Qué
he entendido? ¿Qué me preguntan? ¿Qué datos tengo?
• Análisis de tareas:
¿En qué debo centrar ahora
mi atención?
¿Cuál
es el paso que he dado? ¿Cuál es el paso siguiente?
• Autocomprobación: Voy
a repasar este paso porque no estoy muy seguro de haberlo hecho
bien; voy a comprobar
si tiene lógica lo que he hecho con lo que me preguntaban, voy a repasar todos los pasos.
• Autorrefuerzo:
¡Me
está
saliendo
muy
bien!
¡Ahora
está
mejor!
¡Llevo ya cinco minutos sin levantarme de la silla! ¡Lo he logrado por mí mis- mo, sin preguntar! ¡He descubierto
el
error
y lo he corregido,
fantástico!
El tipo de tarea para
empezar a entrenar las
autoinstrucciones puede ser
algún ejercicio novedoso, diferente, motivador
y sencillo, que luego
pueda asociarse con tareas escolares.
El último paso sería la planificación y el control de la acción de una tarea más compleja que incluya varios
pasos de los entrenados.
En ocasiones a los docentes les cuesta verbalizar las instrucciones,
desmenuzarlas correctamente para adaptarlas al nivel de competencia
del niño o niña. Lo mejor es partir de su realidad, observar
en qué pasos se pierde,
en cuáles tiene dificultad, dónde
abandona, en qué momento
deja de pensar, para
así regularlo realmente
y que pueda servirnos. No se
trata de valorar sólo el resultado, sino que hay
que entrenar a cada
niño y niña según
sus características y su forma de pensar.
Hay que tener en cuenta
que la mayoría de niños y niñas hacen este proceso de forma automática, pero aquellos
con dificultades deben
aprender, hay que entrenarles. Parece muy costoso, pero si contamos el tiempo
que invertimos en decirle los pasos, compensa
que haga el es-
fuerzo de decirlos él mismo
y de intentar el entrenamiento. El objetivo final
es conseguir que se concentre en la actividad
a realizar ayudado por las
pautas de pensamiento que ha aprendido.
PASOS PARA LAS AUTOINSTRUCCIONES
1.
Leo el ejercicio.
2.
¿He entendido lo que he leído? No lo he entendido: vuelvo a leer.
Lo
he entendido: Paso al punto 3.
3.
Paro y pienso: ¿Qué tengo que hacer?
4. Hago el ejercicio
prestando atención
y si me despisto vuelvo
sobre el ejercicio para continuarlo.
5. Cuando termino,
repaso: Si me equivoco,
no pasa nada y empie- zo
de nuevo. Si lo he hecho bien, me felicito.
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