martes, 4 de junio de 2019

LAS AUTOINSTRUCCIONES


El entrenamiento cognitivo en autoinstrucciones puede ayudarnos a tra- bajar y a mejorar la atención de nuestro alumnado. Para que dicho entre- namiento sea efectivo debemos ser constantes y sistemáticos.
Las autoverbalizaciones o autoinstrucciones son un sistema de «ha- blarse a mismo» para darse unas pautas-guía que le ayuden a resolver las tareas de forma autónoma, sin que haya que ir diciéndole cada uno de los pasos y favoreciendo así la interiorización de los procesos mentales:
  Paso 1: En primer lugar el docente realiza una tarea delante del niño o niña y a la vez se va hablando a mismo, diciendo los pa- sos en voz alta, las dudas, las posibilidades, las estrategias...Piensa en voz alta, y va detallando los pasos que da mientras realiza la tarea o resuelve el problema. También se va dando orientaciones de las que debería darse el alumno o alumna «voy a leerlo de nuevo a ver si me he enterado, voy a repetirlo con mis palabras, voy a comprobar si…» y se va dando ánimos: ¡muy bien, así, despacio!
¡lo estoy consiguiendo!, ¡creo que voy por buen camino!...

  Paso 2: Ahora es el niño o niña quien realiza la tarea y el docente vuelve a dar las autoinstrucciones en voz alta. Va nombrando los pasos de la tarea mientras el niño o niña la va realizando.

  Paso 3: El siguiente paso es que sea el propio niño o niña quien realiza la tarea y va verbalizando, diciendo en voz alta, los pasos que va dando, las mismas frases pronunciadas por el docente en las fases anteriores. En general en el entrenamiento hay que ayu- darle porque es muy difícil que recuerde todo y en el mismo orden, en cualquier caso, si le ayudamos él debe repetir cada paso de forma acumulativa.

Una variante del paso anterior es que la persona adulta realice la tarea y el alumno o alumna es quien hace las verbalizaciones en voz alta.



  Paso 4: Finalmente, cuando ya está suficientemente entrenado el niño o niña en lugar de decir lo que va haciendo en voz alta, se habla a mismo pero en voz baja y es capaz de generar pensamientos-guía.

Dichos pensamientos-guía le ayudarán a mejorar la atención en la tarea y la organización y estructuración mental.
Las verbalizaciones o autoinstrucciones hacen referencia a distintos elementos, según el tipo de tarea. Por ejemplo:
  Autointerrogación: ¿Qué debo hacer? ¿Y si lo hago de otro modo?
¿Qué he entendido? ¿Qué me preguntan? ¿Qué datos tengo?

  Análisis de tareas: ¿En qué debo centrar ahora mi atención?
¿Cuál es el paso que he dado? ¿Cuál es el paso siguiente?

  Autocomprobación: Voy a repasar este paso porque no estoy muy seguro de haberlo hecho bien; voy a comprobar si tiene lógica lo que he hecho con lo que me preguntaban, voy a repasar todos los pasos.

  Autorrefuerzo: ¡Me está saliendo muy bien! ¡Ahora está mejor! ¡Llevo ya cinco minutos sin levantarme de la silla! ¡Lo he logrado por mis- mo, sin preguntar! ¡He descubierto el error y lo he corregido, fantástico!

El tipo de tarea para empezar a entrenar las autoinstrucciones puede ser algún ejercicio novedoso, diferente, motivador y sencillo, que luego pueda asociarse con tareas escolares.
El último paso sería la planificación y el control de la acción de una tarea más compleja que incluya varios pasos de los entrenados.
En ocasiones a los docentes les cuesta verbalizar las instrucciones, desmenuzarlas correctamente para adaptarlas al nivel de competencia del niño o niña. Lo mejor es partir de su realidad, observar en qué pasos se pierde, en cuáles tiene dificultad, dónde abandona, en qué momento deja de pensar, para así regularlo realmente y que pueda servirnos. No se trata de valorar sólo el resultado, sino que hay que entrenar a cada niño y niña según sus características y su forma de pensar.
Hay que tener en cuenta que la mayoría de niños y niñas hacen este proceso de forma automática, pero aquellos con dificultades deben



aprender, hay que entrenarles. Parece muy costoso, pero si contamos el tiempo que invertimos en decirle los pasos, compensa que haga el es- fuerzo de decirlos él mismo y de intentar el entrenamiento. El objetivo final es conseguir que se concentre en la actividad a realizar ayudado por las pautas de pensamiento que ha aprendido.


PASOS PARA LAS AUTOINSTRUCCIONES
1.   Leo el ejercicio.

2.   ¿He entendido lo que he leído? No lo he entendido: vuelvo a leer.
Lo he entendido: Paso al punto 3.

3.   Paro y pienso: ¿Qué tengo que hacer?

4.   Hago el ejercicio prestando atención y si me despisto vuelvo sobre el ejercicio para continuarlo.

5.   Cuando termino, repaso: Si me equivoco, no pasa nada y empie- zo de nuevo. Si lo he hecho bien, me felicito.

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