viernes, 7 de junio de 2019


a)    Las características intelectuales del alumno

¿Qué son?
La palabra «inteligencia» designa las actividades psíquicas relativas a la razón en un sentido potencial y dinámico. Se han dado de este término muy diversas definiciones, pero en la ma- yoría de ellas se señala como característica esencial la capacidad de orientarse en situaciones nuevas a base de su comprensión o de resolver tareas con ayuda del pensamiento, no siendo la experiencia lo decisivo, sino más bien la comprensión de lo planteado y de sus relaciones 101.
Durante toda la historia de la psicología ha habido diferentes maneras de concebir la inteli- gencia. En unos casos se ha entendido como un conjunto de aptitudes (teorías factorialistas, teo- ría de las inteligencias múltiples de Gardner) y en otros como conjunto de capacidades (teorías del procesamiento de la información, teoría del interaccionismo social, teorías socio-culturales).
Por otro lado, hay teorías que entienden la inteligencia como resultado de la herencia y, por lo tanto, es difícilmente modificable (teorías factorialistas), mientras que en otras se entiende que la inteligencia es producto del aprendizaje y, en consecuencia, es modificable y mejorable.
La inteligencia puede ser real y potencial. La primera indica las capacidades reales que tiene un aprendiz y se puede medir por los tests de inteligencia y la segunda indica las posibi- lidades de desarrollo de la inteligencia por medio del aprendizaje y puede ser medida por los tests de potencial de aprendizaje.
Cuando se habla de objetivos por capacidades, se hace relación a la inteligencia como formas de conducta inteligentes, tales como las dimensiones cognitivas de la inteligencia, las dimensiones psicomotoras, las dimensiones de comunicación y las dimensiones de inserción social.
Dado que estos aspectos han sido tratados en capítulos anteriores (véase el capítulo 2, relacionado con el diagnóstico de los alumnos con altas capacidades), presentamos a con- tinuación y, a modo de revisión, las principales teorías de la inteligencia muy brevemente resumidas.
Teorías de la inteligencia basadas en procesos: entienden la inteligencia como produc- to del ambiente y, por lo tanto. entrenable y mejorable por medio del aprendizaje. Están interesadas principalmente en la posible mejora de las capacidades o procesos que constituyen la inteligencia a través de la intervención psicopedagógica. A partir de ellas surgen numerosos programas de desarrollo de capacidades, destrezas y habi- lidades cognitivas.
La teoría triárquica de inteligencia de Sternberg concibe la inteligencia como el equi- librio entre las capacidades analíticas, creativas y prácticas para obtener éxito en un determinado contexto sociocultural. Identifica tres subteorías subyacentes: compo- nencial, experiencial, y práctica, que asocia respectivamente con tres capacidades: analítica, sintética y práctica.


101 F. Dorsch, Diccionario de Psicología. Barcelona, Herder, 1982, p. 411



Tabla 4


Teoría triárquica de Sternberg (tres subteorías)





A
Subteoría componencial/analítica: Sternberg asocia el funcionamiento de la mente a una serie de componentes, que etiquetó como metacomponentes, componentes de rendimiento y componentes de adquisición de conocimiento.
Metacomponentes: son los procesos ejecutivos usados en resolución de problemas y toma de decisiones.
Dicen a la mente cómo actuar. Componentes de rendimiento: son los procesos que llevan a cabo las acciones que dictan los meta- componentes.
Componentes de adquisición de conocimiento: se utilizan en la obtención de la nueva información. Escogen selectivamente la información y combinan la información recopilada.
Sternberg asocia la subteoría componencial con la capacidad analítica. La capacidad analítica permite separar problemas
y ver soluciones no evidentes.




B
Subteoría experiencial/creativa: analiza lo bien que se realiza una tarea, con relación a lo familiar que sea.
Sternberg divide el papel de la experiencia en dos partes:
1.    novedad (aquella que nunca se ha experimentado antes) y
2.    automatización (proceso que puede ser ejecutado en paralelo).
La subteoría experiencial también se relaciona con la capacidad sintética que se ve en la creatividad,
la intuición, y el estudio de las artes. Esta es especialmente útil en crear nuevas ideas para plantear y resolver nuevos problemas.


C
Subteoría práctica/contextual: Se ocupa de la actividad mental implicada en conseguir ajuste al contexto
Con los tres procesos de
3.  adaptación,
4.   conformación y
5.  selección
los individuos producen un ajuste ideal entre mismos y su ambiente.
La capacidad práctica, implica el poder aplicar habilidades sintéticas
y analíticas a las situaciones diarias.
Para Sternberg un individuo puede o no ser excelente en una o en varias de estas tres inteligencias. Los componentes y metacomponentes (destrezas y capacidades) son entrenados por Sternberg en el programa de enseñar a pensar titulado «Inteligencia aplicada».
Teoría de la inteligencia basada en procesos. Feuerstein, desde la perspectiva del inte- raccionismo social, considera que la inteligencia y sus procesos mentales son entrena- bles y mejorables. Analiza el potencial de aprendizaje (inteligencia potencial, capaci- dades potenciales) y en oposición al tradicional CI, diseña el LPAD (Learning Potential Assesment Device) para valorar el potencial de aprendizaje o capacidad de aprender del individuo, observando su desempeño de aprendizaje en una situación controlada.
Habla de la modificabilidad estructural cognitiva (cambios estructurales provocados por un programa deliberado de intervención) y afirma que la estructura de la inteligencia es modificable, mejorando algunas de sus destrezas relevantes, por medio del aprendizaje dirigido o mediado (es necesaria la intervención de un agente mediador que actúe como organizador de los estímulos y proporcione estrategias eficaces de aprendizaje).



En el marco de su teoría, desarrolla un programa de desarrollo de estas capacidades potenciales, el Programa de Enriquecimiento Instrumental (PEI) está basado en una concepción de la inteligencia que resalta los procesos en oposición a los factores o los productos. El punto de partida del PEI es identificar las funciones mentales deficientes.
Entiende las funciones ejecutivas como un conjunto de acciones, organizadas y co- ordinadas, por las cuales se elabora la información procedente de diversas fuentes internas y externas. Identifica veintiocho funciones ejecutivas diferentes que agrupa en tres fases:
  fase de entrada de la información (recepción de estímulos externos);
  fase de transformación de la información (procesos mentales que se activan para reorganizar la información recibida);
  fase de salida de la información (comunicación de la misma).
El objetivo general del programa es el de sensibilizar al individuo para que sea capaz de registrar y elaborar los hechos y experiencias de la vida, y de ser modificado por la exposición directa a ellos, de tal manera que se le facilite cada vez más el aprendizaje y el manejo y empleo eficaz de los estímulos que recibe.
Teoría de las inteligencias múltiples. Gardner 102 considera que la inteligencia tiene un componente genético o heredado, pero se ve también determinada por factores rela- cionados con la historia personal del sujeto y su contexto socio-cultural. La competen- cia cognitiva es un conjunto de inteligencias propiamente dichas, que otros autores han denominado habilidades, talentos, aptitudes o capacidades. Las inteligencias son interdependientes entre sí, se localizan en una parte del cerebro y se pueden «pulir» a través del aprendizaje. Define al menos ocho competencias intelectuales:
  Inteligencia lingüística (área de Broca): la capacidad para usar palabras de manera efectiva, sea en forma oral o de manera escrita. Esta inteligencia incluye la habilidad para manipular la sintaxis o significados del lenguaje o usos prácticos del lenguaje.
  Inteligencia lógico matemática (diversas zonas del cerebro): la capacidad para usar los números de manera efectiva y razonar adecuadamente. Esta inteligencia incluye la sensibilidad a los esquemas y relaciones lógicas, las afirmaciones y las proposicio- nes (si-entonces, causa-efecto), las funciones y las abstracciones.
  Inteligencia corporal-cinética (corteza motora): la capacidad para usar todo el cuer- po para expresar ideas y sentimientos. Esta inteligencia incluye habilidades físicas como la coordinación, el equilibrio, la destreza, la fuerza, la flexibilidad y la veloci- dad, así como las capacidades autoperceptivas, las táctiles y la percepción de medi- das y volúmenes.
  Inteligencia espacial (hemisferio derecho): la habilidad para percibir de manera exacta el mundo visual-espacial y de ejecutar transformaciones sobre esas percep- ciones. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al color, la línea, la forma, el espacio y las relaciones que existen entre estos elementos. Incluye la capacidad de visuali- zar, de representar de manera gráfica ideas visuales o espaciales.


102 H. Gardner, Estructuras de la mente. La teoría de las múltiples inteligencias. Méjico, Fondo de Cultura Económica, 1987; Id., Inteligencias múltiples. La teoría en la práctica. Barcelona, Paidós, 1998.



  Inteligencia musical (hemisferio derecho del cerebro): la capacidad de percibir, dis- criminar, y expresar las formas musicales. Esta inteligencia incluye la sensibilidad al ritmo, el tono, la melodía, el timbre o el color tonal de una pieza musical.
  Inteligencia interpersonal (lóbulos frontales): la capacidad de percibir y establecer distinciones en los estados de ánimo, las intenciones, las motivaciones, y los senti- mientos de otras personas.
  Inteligencia intrapersonal (lóbulos frontales): el conocimiento de mismo y la ha- bilidad para adaptar las propias maneras de actuar a partir de ese conocimiento.
  Inteligencia naturalista o ambiental: tiene que ver con la facilidad para comunicarse con la naturaleza y permite interactuar con ella y disfrutarla. Incluye las habilidades de observación, experimentación, reflexión y cuestionamiento de nuestro entorno.

¿Por qué son importantes?
En resumen, podemos decir que concebir la inteligencia de modo procesual nos ayuda a in- tentar mejorar la inteligencia de nuestros alumnos, ya que partimos de la consideración de esta como producto del aprendizaje en un contexto determinado. Además, nos transmiten una filosofía de fondo necesaria: la pretensión de desarrollar de forma directa las capacidades y los valores por medio de contenidos, métodos, procedimientos y actividades, que se traduce en la práctica educativa en el desarrollo de estrategias de aprendizaje orientadas a la conse- cución de dichos objetivos.
Es importante conocer las capacidades de nuestros alumnos, si damos por hecho que esas capacidades se pueden desarrollar, es decir, asumimos que la inteligencia y sus capaci- dades son mejorables mediante su aprendizaje, ya que dicho conocimiento supondrá uno de los puntos de partida de la intervención educativa.
El objetivo será, entonces, tratar de identificar las diferentes capacidades que componen la inteligencia y estudiar si son mejorables o no a través del trabajo escolar específico y nece- sario para cada alumno.

¿Cómo reconocer las características intelectuales de un alumno?
Si bien es cierto que las pruebas estandarizadas de la inteligencia que se suelen utilizar en la evaluación psicopedagógica del alumno con altas capacidades son bastante fiables, no se trata de herramientas útiles que el docente pueda utilizar en su desempeño cotidiano por diferen- tes razones: en primer lugar, se trata de pruebas que requieren una aplicación individual y que exigen bastante tiempo y esfuerzo para aplicarlas e interpretarlas. Requieren, además, una formación específica y especializada para aplicarse de forma adecuada y que los resultados sean fiables, por lo que muchos docentes no se sienten preparados para «pasar» una prueba de inteligencia estandarizada a sus alumnos. Algunas de ellas, por otro lado, no nos aportan datos factoriales sobre la inteligencia del alumno, es decir, nos sirven para saber si es más o menos capaz, pero no reflejan sus puntos fuertes y débiles.
Volviendo a las herramientas que podría utilizar el profesor en el aula para conocer en más detalle las cualidades intelectuales de sus alumnos y tal y como explica Armstrong 103,


103 T. Armstrong, Inteligencias múltiples en el aula. Guía práctica para educadores. Barcelona, Paidós, 2006.



hoy en día no existen mediciones rápidas y fiables de las inteligencias que nos puedan aportar información útil.
La mayoría de las estrategias tienen como sustento la observación sistemática de aque- llos aspectos que les gustan más, aquello que se les da bien o mal, los momentos en que se aburren en clase, los momentos en que no son capaces de sostener su atención...
Sus juegos favoritos y aficiones habituales nos pueden aportar también una información rica y relevante sobre sus destrezas, su modo de hacer, de interaccionar con los demás, de razonar y afrontar problemas cotidianos... Si la observación que realiza el profesor se lleva a cabo de forma sistemática y constante, la información recogida puede resultar muy valiosa.
Esta observación se puede completar con registros recogidos del alumno: cuadernos de trabajo, ejercicios y exámenes, composiciones o documentos que puedan reflejar su creativi- dad e ingenio.
Sugerimos además dentro del cuestionario que hemos denominado Anexo 2 algunas cuestiones útiles, que se puede plantear el docente para valorar en general los rasgos intelec- tuales del alumno, del tipo:

Tabla 5

RASGOS INTELECTUALES
Aumenta la capacidad de abstracción a partir de la experiencia concreta

Puede observar la realidad desde diferentes puntos de vista

Puede reflexionar antes y después de la actividad y establecer conclusiones

Muestra un alto nivel lector, a nivel comprensivo y de velocidad lectora

Comprende y resuelve los problemas matemáticos con rapidez y precisión

Hace preguntas que denotan su alto grado de comprensión de los contenidos

Presenta una elevada capacidad de abstracción

Presenta un desarrollo alto de las habilidades sociales, que le permiten resolver situaciones conflictivas con mayor autonomía que la de sus compañeros

Es muy observador, analiza con detenimiento procesos que para alumnos de su edad pasarían desapercibidos

Es independiente a la hora de realizar las tareas, para las que no suele necesitar ayuda

Observaciones:           ...............................................................................................................................
...........................................................................................................................................................
...........................................................................................................................................................
...........................................................................................................................................................
Si además se pretende especificar qué tipo de inteligencias tiene el alumno más desarro- lladas, se puede utilizar el «Listado para evaluar las inteligencias múltiples de los alumnos», que propone Armstrong en su versión completa 104 o una versión más reducida, como la que proponemos en el Anexo 2.2.


104 Ibid., pp. 54-58.



¿Qué puedo hacer?
El objetivo del análisis de este factor de aprendizaje es adecuar la enseñanza y la metodología a los rasgos intelectuales diferenciados de los alumnos, por lo que, como citábamos más arri- ba, una vez analizado este factor, nos encontraremos más preparados para atender a toda la diversidad presente dentro del aula.
Por otro lado, con un planteamiento rico y variado de actividades distintas y alternativas es posible mejorar las destrezas de los alumnos en algunos aspectos y además abarcar la aten- ción de un mayor número de alumnos con cualidades distintas.

b)    Los conocimientos previos que tiene el alumno

¿Qué son?
Son el grado de aprendizaje alcanzado en las áreas y que van a condicionar una progresión adecuada en el aprendizaje.

¿Por qué son importantes?
Nos podemos encontrar en la mitad de una unidad didáctica con la imposibilidad de seguir avanzando, no porque no comprendan los nuevos contenidos, sino porque son incapaces de relacionarlos con nada anterior y de ponerlos en práctica, ya que no poseen los conocimientos previos necesarios o disponen de ellos de una manera científicamente errónea. Por ejemplo, el alumno o la alumna que ante una unidad didáctica de matemáticas comprende el concepto de división, pero no es capaz de realizar correctamente la operación, porque no ha memoriza- do las tablas de multiplicar.

¿Cómo reconocerlos?
Los conocimientos previos del alumno se pueden valorar a través de un cuestionario de com- petencias curriculares de cursos anteriores, que el alumno teóricamente ha de haber interio- rizado y que le son imprescindibles para el aprendizaje de nuevos conocimientos. En el Anexo
2.3 añadimos una propuesta.

¿Qué puedo hacer?
Ante este factor de aprendizaje podemos tomar dos líneas de intervención, una preventiva y otra para solucionar el problema concreto que se nos presenta o puede presentar.
Preventiva: es una labor del equipo docente y su forma de plasmación más sencilla y efectiva es a través del Proyecto curricular de centro. Al tener un currículo «semiabier- to», es necesario que pongamos en común los proyectos de área para comprobar si apa- recen los contenidos necesarios, si la secuencia en el tiempo de ellos es la apropiada y si determinadas concepciones erróneas de hechos cotidianos (solo tiene vida lo que se mueve, el hierro no flota, etc.) tienen un tiempo específico de trabajo por el profesor.
Por ejemplo: para trabajar el concepto de gravitación universal, se requiere haber tra- bajado en matemáticas las ecuaciones lineales de primer grado; en ciencias naturales, el movimiento y el reposo, el uso de gráficos, etc.; en lengua, la comprensión de textos escritos en situaciones formales de la ciencia.



Problemas concretos: sabiendo los contenidos que van a ser necesarios para impartir nuestra área en general o una unidad didáctica en particular, podemos comprobar si el alumno los posee o no (debate introductorio, prueba objetiva, elaboración de un mapa conceptual por parte de ellos...), y desde ahí tomar las decisiones oportunas, tal como hacemos habitualmente de una manera inconsciente; bien trabajándolos pre- viamente (los famosos «repasos»), bien introduciéndolos en el momento apropiado.

c)    Estrategias de aprendizaje del alumno

¿Qué son?
Podríamos decir que son las preferencias del alumno a la hora de aprender, inclinándose más por tareas abiertas que por las cerradas, por la reflexión previa o por la impulsividad de hacer, etc. También sería la preferencia del canal de recogida de la información: auditivo, visual, etc.
Recogiendo las ideas de Gargallo López 105, se establecen las siguientes características de las estrategias de aprendizaje:
Son capacidades, aptitudes o competencias mentales, que se desarrollan con el ejerci- cio y se pueden enseñar.
Tienen que ver con aquellas inteligencias en las que el alumno destaca. Implican una orientación finalista, hacia un objetivo o meta identificable. Comportan una articulación de procesos.
Implican utilizar selectivamente los recursos y capacidades de que uno dispone.
Son dinámicas, flexibles y modificables en función de los objetivos y del contexto en que deben utilizarse.
Su puesta en marcha sería, en principio, no automática, sino controlada, precisando deliberación y flexibilidad en su uso.
Cuando nos hacemos expertos en su uso, se convierten en automatizadas.
Están estrechamente vinculadas con otros contenidos de aprendizaje, procedimenta- les, conceptuales y actitudinales.
Bernardo Carrasco 106 toma como base las necesidades que se derivan del propio proceso de aprendizaje para realizar la siguiente clasificación de estrategias de aprendizaje:
Estrategias de apoyo.
Estrategias de atención. Relacionadas con la captación y selección de la información a aprender.
Estrategias de procesamiento de la información. Estrategias de memorización. La metamemoria. Estrategias de personalización.
Estrategias de expresión de la información.


105 B. Gargallo López, Programa de intervención educativa para aumentar la atención (PIAAR). Niveles I y II. Madrid, Tea Ediciones, 2000.
106 J. Bernardo Carrasco, Estrategias de aprendizaje: para aprender más y mejor. Madrid, Rialp, 2004.



¿Por qué son importantes?
La Ley Orgánica de Educación (LOE) establece de forma clara la necesidad de que la esco- laridad obligatoria contribuya a que los alumnos no solo adquieran hábitos y técnicas de trabajo intelectual, sino que además sean capaces de asumir el control de su propio proceso de aprendizaje. Además esta idea se concreta en los principios generales de la Educación Primaria:

2. La finalidad de la educación primaria es proporcionar a todos los alumnos una educa- ción que permita afianzar su desarrollo personal y su propio bienestar, adquirir las habilidades culturales básicas relativas a la expresión y comprensión oral, a la lectura, a la escritura y al cálculo, así como desarrollar las habilidades sociales, los hábitos de trabajo y estudio, el senti- do artístico, la creatividad y la afectividad.

¿Cómo reconocerlas?
Todo profesor «concoce» la manera a través de la cual aprender su materia, para que pueda tener sentido para el alumno, que sea útil para cursos posteriores e interesante para su desa- rrollo. Pues bien, si observamos las actividades y tareas que realiza el alumno (sus apuntes, esquemas, trabajos, etc.), las explicaciones del proceso que ha realizado o está realizando para llegar al fin buscado, nos darán una información muy relevante sobre cómo mejorar sus técnicas de trabajo y estrategias.
Un indicador que podemos utilizar para reconocer las estrategias, son los contenidos procedimentales, que en realidad son formas de «hacer» y que aparecen reflejados en el Pro- yecto curricular o en la normativa sobre el currículo de Primaria.
En el cuestionario del Anexo 2.1 hemos añadido cuestiones relativas a las estrategias de aprendizaje del tipo:

Tabla 6

ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE
Extrae las ideas principales de lo que lee o escucha

Enlaza las ideas extraídas

Las estrategias que aprende es capaz de generalizarlas a otros aprendizajes

Controla la ansiedad que le provocan las tareas

Tiende a pensar el procedimiento antes de comenzar una tarea

Suele tener interés en analizar y evaluar el proceso realizado

Mantiene centrada la atención en las tareas

Otras




¿Qué puedo hacer?
Primer ámbito de intervención: estrategias y técnicas para mejorar la recepción de la información:
  Procesos de sensibilización. Dentro de los procesos de sensibilización, podemos tra- bajar sobre dos tipos de estrategias: las estrategias motivacionales y las estrategias actitudinales.
   Estrategias motivacionales. Algunas de las técnicas que podemos trabajar en el aula son intrínsecas: el desafío, la curiosidad, el adelanto fantasioso del éxito, la atribución de causalidad, la orientación hacia la tarea y la búsqueda de apoyo; otras son extrínsecas: el refuerzo positivo y negativo, el autocontrol de Kanfer, las autoinstrucciones, la economía de fichas, el modelado y el encadenamiento.
   Estrategias actitudinales. Algunas de las técnicas que podemos trabajar en el aula son la orientación del problema y la actitud motivacional.
  Procesos atencionales. En este punto debemos trabajar sobre estrategias de atención global o comprensiva, estrategias de atención selectiva, estrategias de atención sos- tenida y estrategias de atención metacognitiva.
Segundo ámbito de intervención: estrategias y técnicas para mejorar la transforma- ción de la información:
  Proceso de comprensión. Para mejorar la comprensión de la información por parte de los alumnos podemos intervenir en dos ámbitos fundamentales: el de la selec- ción y el de la organización:
   Estrategias de selección. Algunas de las técnicas de selección que podemos tra- bajar con los alumnos son la exploración, las notas marginales, el subrayado, el esquema, la toma de apuntes, la esencialización de un texto, etc.
   Estrategias de organización. Algunas de las técnicas que podemos trabajar en el aula para promover la organización de la información son la interrelación, la es- tructuración en racimaje, el resumen jerarquizado, la red semántica, el análisis de contenido estructural de textos narrativos y expositivos, la estructuración es- pacial y procedimental de contenidos informativos, las clasificaciones, el árbol organizado, el mapa semántico, el mapa conceptual, el mapa heurístico, la repre- sentación gráfica inicial de problemas, la planificación de solución de problemas numéricos y el conocimiento como diseño.
  Proceso de retención y almacenamiento. Para que este proceso sea eficaz, se hace necesaria la utilización de estrategias relacionadas con la elaboración y la repetición de la información recibida.
   Estrategias de elaboración. Algunas de las técnicas de elaboración que podemos trabajar en el aula son la interrogación elaborativa, la visión previa, las imágenes mentales, los organizadores previos, las metáforas y/o analogías, la activación del esquema, las mnemotécnicas (acrónimos, rimas, mnemotecnias loci, mnemotec- nias de la historia…), la palabra pegada, etc.
   Estrategias de repetición. Algunas de las técnicas de repetición que podemos tra- bajar en el aula son el repaso, el multipropósito, el reenunciado verbal-sustan- cial-detallado, la repetición verbal y sustancial, la mnemotecnia de repetición,



la mnemotécnica de conexión motivacional, la mnemotecnia de asociación, la integración sintáctica, la interrelación semántica, la asociación analógica, la co- nexión con imágenes visuales, el encadenamiento de imágenes, la referencia im- plícita, etc.
Tercer ámbito de intervención: estrategias y técnicas para mejorar la recuperación y transferencia de la información:
  Proceso de evocación o búsqueda. Algunas de las técnicas de evocación o búsqueda que podemos trabajar en el aula son la búsqueda autónoma y dirigida, el sistema de huella, el sistema de elección, el reconocimiento, la metamemoria, el ensayo libre, etc.
  Proceso de transferencia o generalización. Algunas de las estrategias y técnicas de transferencia o generalización que podemos trabajar con los alumnos son el in- cremento de elementos idénticos, la identificación de los principios generales, el incremento de disponibilidad de respuesta, la variabilidad estimular y resolver un problema científico.
  Proceso de comunicación o expresión. Dos aspectos fundamentales que debemos trabajar con los alumnos para mejorar el proceso de comunicación de la información son la generación de respuesta oral y la generación de respuesta escrita.

d)    El estilo de aprendizaje
¿Qué es?
Existen numerosas definiciones de este concepto, pero la mayoría de ellas hacen referencia a las estrategias cognitivas habituales que utiliza un alumno para percibir y procesar la infor- mación, cuando debe enfrentar una situación de aprendizaje.
Este conjunto de estrategias conforma un estilo personal de organizar el pensamiento, cuando el alumno se enfrenta y responde a una situación de aprendizaje. Tiene que ver con los recursos que tiene el alumno para percibir, memorizar, pensar, aprender, actuar...
Alonso y Gallego 107 afirman que los estilos de aprendizaje son los rasgos cognitivos, afec- tivos y fisiológicos que sirven como indicadores relativamente estables, de cómo los discentes perciben, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje.
Los rasgos cognitivos tienen que ver con la forma en que los estudiantes estructuran los contenidos, forman y utilizan conceptos, interpretan la información, resuelven los problemas, seleccionan medios de representación (visual, auditivo), etc. Los rasgos afectivos se vinculan con las motivaciones y expectativas que influyen en el aprendizaje, mientras que los rasgos fisiológicos están relacionados con el biotipo y el biorritmo del estudiante.
Realmente no hay estilos puros, del mismo modo que no hay estilos de personalidad puros. Todas las personas utilizan diversos estilos de aprendizaje, aunque uno de ellos suele ser el predominante. Se trata de rasgos bastante consistentes y relativamente resistentes al cambio, pero no inamovibles, es decir, se pueden cambiar.


107 C. M. Alonso / D. J. Gallego / P. Honey, Los estilos de aprendizaje. Procedimientos de diagnóstico y mejora. Bilbao, Mensajero, 61995.



Es importante que el docente conozca los estilos de aprendizaje de sus alumnos para:

Tabla 7

Optimizar tres procesos clave: El aprendizaje escolar, (a través de criterios de diferenciación), los métodos de enseñanza, (acomodación a las características concretas de cada alumno) y el diagnóstico psicopedagógico.
Favorecer así un proceso de enseñanza-aprendizaje individualizado y ajustado a las necesidades individuales del alumno.
Optimizar los resultados del esfuerzo de nuestros alumnos, ajustando nuestra enseñanza a sus distintos estilos.
Aumentar la probabilidad de éxito de los alumnos. Cuantas más estrategias distintas de aprendizaje les ofrezcamos más, repartidas estarán las oportunidades de aprendizaje.
Conocer el estilo de aprendizaje de los alumnos permite al profesor tomar decisiones sobre métodos de enseñanza y tipo de agrupamientos.
El mejor método para conocer los estilos de aprendizaje de nuestros alumnos es la obser- vación en diferentes contextos de aprendizaje.
Los estilos que más se han estudiado en relación con la situación escolar son:
Dependencia-independencia de campo (DIC). Es la capacidad para percibir los elemen- tos de un campo en función de su organización perceptiva. Existen dos modos de ex- periencia perceptual: el modo global (o dependencia de campo) y el articulado, (inde- pendencia de campo).
Las personas independientes de campo tienden a percibir la información de manera analítica y sin dejarse influir por el contexto. Los dependientes perciben de manera general, e influidos por el entorno y el contexto.
En la etapa primaria podemos observar el carácter evolutivo de este estilo. Cuanto más pequeños son nuestros alumnos, más dependientes de campo se muestran. A medida que crecen, se observa una tendencia a ir evolucionando gradualmente de lo global (dependencia) a lo articulado (independencia).
El proceso no se da de manera uniforme en todos los alumnos, por lo que nos podemos encontrar numerosas diferencias individuales dentro de un grupo de alumnos de la misma edad. En situaciones de aprendizaje los independientes de campo tienen una mayor predisposición para las ciencias y las matemáticas y los dependientes a las ciencias sociales y relaciones personales.
Reflexividad-impulsividad. Esta dimensión tiene que ver con la rapidez y eficacia para actuar y resolver situaciones problemáticas o ambiguas.
El estilo cognitivo reflexividad-impulsividad es un constructo bipolar que incluye dos aspectos: 1) la demora en el tiempo de respuesta, es decir, el tiempo que utiliza el alumno para analizar los datos disponibles, y 2) la precisión de la respuesta, es decir, la calidad del rendimiento intelectual.
De ese modo se pueden definir dos tipos de estilo: los impulsivos responden más rá- pidamente pero cometen más errores, mientras que los reflexivos utilizan más tiempo



en la solución de los problemas y analizan más las respuestas que van a dar, pero son más eficaces.
Desde edades tempranas se pueden observar los dos estilos diferenciadamente. Algu- nos factores que influyen en el tipo de estilo son la predisposición personal (por ejem- plo en alumnos con déficit atencional y/o hiperactividad), el grado de implicación en la tarea y la ansiedad.
Es importante tener en cuenta que los alumnos muy impulsivos cometen muchos más errores y tienen mayor dificultad para concentrarse, pueden fracasar académicamen- te con más frecuencia y tienen una mayor predisposición al abandono de tareas. Los alumnos reflexivos son más capaces de responder adecuadamente a las tareas aca- démicas y de la vida y tener por ello más éxito, consiguiendo una mejor adaptación social.
Predominios sensoriales o sistemas de representación (SRD). Se refiere a la preferencia por un canal sensorial concreto a la hora de captar, interpretar, procesar y memorizar la información. No todos los alumnos utilizan los sistemas visual, auditivo y cinético de manera similar. Aunque puede haber diferentes combinaciones, el predominio de uno u otro canal suele estar en el alumno bastante definido.
Los alumnos con predominio visual o icónico suelen tener facilidad para procesar la información visual y espacial. Son capaces de procesar mucha información de for- ma simultánea y con bastante rapidez. Tienen una buena capacidad de abstracción relacionada con la facilidad para visualizar las relaciones entre distintos conceptos. Aprenden mejor cuando leen o ven la información.
Los estudiantes con predominio auditivo o simbólico suelen tener facilidad para el pensamiento verbal y auditivo. Su capacidad de recuperación de la información (me- moria) está limitada al recuerdo de los datos de forma secuencial. Su canal predomi- nante es el auditivo. Este sistema no es tan rápido como el anterior ni permite procesar la información de forma tan elaborada, pero es fundamental en el aprendizaje de los idiomas y de la música. Estos alumnos aprenden mejor hablando y explicando a otras personas.
Los alumnos con predominio cinético o kinestésico organizan la información asocián- dola a sensaciones, acciones y movimientos. Se trata de un sistema de procesamiento de la información lento pero profundo. Estos alumnos aprenden «haciendo».

Tabla 8

Sistema representación
Tipo de información
Velocidad
Aprenden…
Visual
Visual / espacial
Rapidez
Leyendo o viendo.

Auditivo
Verbal / auditiva
Velocidad media. Procesamiento secuencial
Hablando y explicando.

Cinético
Acciones / movimientos
Velocidad lenta. Procesamiento profundo
Haciendo.



¿Cómo reconocer el estilo de aprendizaje?
En el cuestionario final facilitamos algunas preguntas que nos pueden invitar a la reflexión sobre los estilos de aprendizaje de nuestros alumnos y que nos pueden ayudar a definirlos.
Tabla 9

ESTILOS DE APRENDIZAJE
Prefiere trabajar…
SOLO
EN GRUPO
AYUDANDO A OTROS
Prefiere tareas…
ABIERTAS
ESTRUCTURADAS
Responde mejor ante tareas…
REPETITIVAS Y MEMORÍSTICAS
DE COMPRENSIÓN Y RAZONAMIENTO
DE INDAGACIÓN Y BÚSQUEDA
OTRAS…
Su forma de trabajar es…
AUTÓNOMA
DEPENDIENTE
REFLEXIVA Y PLANIFICADA
IMPULSIVA E IMPROVISADA
Dependencia / independencia de campo:
Procesa la información en general, global, de forma contextualizada
NO
Procesa la información de forma analítica, no se deja influir por el contexto
NO
Se centra en hechos concretos
NO
Se centra en hechos generales
NO
DEPENDIENTE DE CAMPO
INDEPENDIENTE DE CAMPO
Impulsividad / reflexividad:
Se muestra impulsivo y poco constante en la tarea
NO
Responde mejor cuando las tareas son cortas
NO
Se para a pensar antes de abordar una tarea
NO
Al comenzar a abordar una tarea actúa de forma precipitada
NO
Cuando se le presenta una dificultad toma una decisión rápida, sin pensar
NO
Es capaz de anticipar ordenadamente los pasos que requiere una tarea
NO
Omite pasos esenciales al anticipar una tarea
NO
IMPULSIVO
REFLEXIVO
Sistemas de representación predominantes:
Aprende mejor con ayudas visuales que facilitan la entrada de información
NO
Aprende muy bien con juegos y canciones
NO
Encuentra muy reforzante la expresión artística y la pintura
NO




Su acceso al conocimiento lo basa en elementos visuales: lectura, observación
NO
Su acceso al conocimiento lo basa en elementos auditivos: hablar, escuchar
NO
Su acceso al conocimiento lo basa en la manipulación, experimentación
NO
VISUAL
AUDITIVO
CINÉTICO
Observaciones: .....................................................................................................................................................
.................................................................................................................................................................................
.................................................................................................................................................................................
.................................................................................................................................................................................

Hay que tener en cuenta también que los profesores tienen sus propios estilos cognitivos, que determinan su estilo docente. Esto hace, por ejemplo, que los maestros dependientes de campo prefieran un método discursivo, mientras que los independientes de campo se incli- nen más a los métodos basados en el descubrimiento.
El estilo docente del maestro es muy importante, si tenemos en cuenta que supone una ventaja para aquellos alumnos con un estilo de procesamiento de la información similar al suyo. Está demostrado además que los profesores de manera general valoran de forma más positiva a los alumnos con estilos similares a los suyos.

¿Qué puedo hacer?
Una vez analizados los diferentes estilos del grupo de alumnos el maestro puede:
Plantear, junto a trabajos muy estructurados otro tipo de trabajos no-estructurados, en los que el alumno pueda decidir los pasos y estrategias que va a utilizar. Ambos servirán de entrenamiento de los distintos estilos de aprendizaje.
Trabajar la metacognición, pidiendo a los alumnos que expliquen cómo aprenden, cómo procesan la información, cómo resuelven un problema…
Agrupar a los alumnos en función de sus distintos estilos de aprendizaje de forma homogénea o heterogénea, según convenga.

Respecto al estilo impulsividad-reflexividad:
Tener en cuenta que los tiempos que un alumno necesita para responder adecuada- mente a una tarea pueden ser muy diferentes.
Dado que los alumnos reflexivos son más eficaces, en primer ciclo de Primaria el pro- fesor puede plantearse el aumento de la reflexividad en los alumnos como un objetivo de aprendizaje, reeducando la impulsividad de los alumnos.

Respecto a los sistemas de representación:
Usar en la medida de lo posible los tres sistemas de representación de forma variada, alternada y complementaria, principalmente durante la exposición de contenidos a los alumnos. El visual, escribiendo en la pizarra lo que se explica oralmente, utili- zando vídeos, fotografías y otros soportes visuales…; el auditivo, dando instrucciones verbales, pidiéndoles que repitan sonidos parecidos, dictando, leyéndoles los textos…, y el cinético, utilizando gestos para acompañar las explicaciones orales, enfatizando la



expresión de emociones en una lectura, corrigiendo a los alumnos mediante gestos… Un ejemplo de combinación de sistemas sería que el profesor elaborase una prueba de evaluación acompañada de fotos como explicación a los textos.
Plantear diferentes modos de tratamiento de la información.
Pedirles que utilicen los tres canales a través de actividades con predominancia visual, (contar historias a partir de fotos o dibujos, dictarse entre ellos, dibujar el vocabulario nuevo, hacer un cómic, leer y dibujar un personaje…), predominancia auditiva, (hacer un debate, escribir al dictado, escuchar una historia…) y cinética, (hacer role-playing, representar con gestos y posturas diferentes conceptos, describir sensaciones, expli- car con acciones…).

e)    La motivación del alumno
Las habilidades intelectuales y los estilos de aprendizaje no son suficientes para asegurar y/o explicar el grado en el que aprenden los alumnos. Para aprender, tienen que querer hacerlo.
La motivación, junto con las capacidades intelectuales, el estilo de aprendizaje y los co- nocimientos previos adecuados, es uno de los condicionantes más significativos del aprendi- zaje.

¿Qué es?
La tendencia a considerar las tareas como una ocasión para aprender, el deseo hacia los apren- dizajes que son próximos a sus intereses y experiencias previas y la buena expectativa en las propias posibilidades para aprender. Sabemos que si un alumno o alumna no está motivado, no aprende.
Es el proceso por el cual el alumno alcanza la suficiente activación, energía y disposición de emplear su energía durante un período de tiempo lo suficientemente largo como para po- der alcanzar una meta, en este caso el aprendizaje. La motivación activa el comportamiento y lo dirige.
En los alumnos de educación primaria la motivación puede depender de múltiples fac- tores, como la implicación y motivación familiar, el estilo del docente y las oportunidades de éxito/fracaso del alumno dentro del aula.
La motivación del alumno hacia el aprendizaje es inicialmente extrínseca, es decir, el alum- no realiza su trabajo escolar para conseguir un premio o evitar un castigo. Pero poco a poco la motivación va adquiriendo un componente más intrínseco: el alumno quiere aprender para obtener el sentimiento de satisfacción que le supone el aprendizaje en sí, para sentirse compe- tente, o sencillamente porque se siente atraído hacia la tarea y/o el objeto del aprendizaje.
Existen, sin embargo, numerosas diferencias individuales, que hacen que nos encontre- mos diferentes perfiles dentro de un mismo grupo. Dweck y Elliot 108 estudiaron dicha diver- sidad respecto a las tareas escolares, encontrando que los alumnos con motivación intrínseca entienden la tarea como una manera de aumentar sus propias competencias, mientras que los alumnos con motivación extrínseca afrontan las tareas escolares para obtener un premio, quedar bien delante de sus compañeros o evitar el fracaso.


108 C. S. Dweck / A. J. Elliot, Learning and motivation in the class room. New Jersey, Hillsdale, 1983.



Esta distinción hace que los alumnos muestren actitudes, interpretaciones y valoracio- nes distintas:

Tabla 10

DIFERENCIAS EN EL AFRONTAMIENTO DE LA TAREA
ALUMNOS CON MOTIVACIÓN INTRÍNSECA
ALUMNOS CON MOTIVACIÓN EXTRÍNSECA
Foco de atención
El proceso de realización de la tarea
Los resultados de la tarea
Interpretación de los errores
Son algo natural de lo que se puede aprender
Son fracasos
Tareas preferidas
Aquellas en las que pueden aprender
Aquellas en las que pueden lucirse
Valoración del profesor
Fuente de orientación y ayuda
Un juez sancionador
¿Cómo reconocerla?
A través de la observación y las verbalizaciones del alumno respecto a sus logros y fracasos. Observando aspectos relacionados con sus atribuciones del tipo:

Tabla 11

MOTIVACIÓN
La actitud / el interés del alumno hacia las actividades escolares es…
NADA MOTIVADO
POCO MOTIVADO
NORMALMENTE MOTIVADO
BASTANTE MOTIVADO
MUY MOTIVADO
MOTIVACIÓN INTERMITENTE
Su nivel de participación en las actividades escolares es…
NO PARTICIPA
ALGO PARTICIPATIVO
PARTICIPA NORMALMENTE
BASTANTE PARTICIPATIVO
MUY PARTICIPATIVO

En el trabajo escolar…
Tiende a abandonar la tarea cuando encuentra alguna dificultad
NO
Persiste en la tarea aunque encuentre dificultades
NO
Disfruta con las tareas que le presentan alguna dificultad
NO
Manifiesta curiosidad por los objetos y fenómenos nuevos
NO
Su motivación es…
EXTRÍNSECA
INTRÍNSECA
Los motivos que tiene para estudiar son…
LE GUSTA APRENDER, DISFRUTA
AGRADAR A SUS PADRES Y PROFESOR
OBTENER BUENAS CALIFICACIONES
CONSEGUIR PREMIOS Y REGALOS
NO SENTIRSE HUMILLADO
Otros…



¿Qué puedo hacer?
Dependiendo de las metas personales que tengan los alumnos a la hora de afrontar la activi- dad, tendrán una mayor o menor motivación. Entre estas metas, según citan Alonso y Montero en Coll 109, trabajar puede significar aprender, crecer, desarrollarse y disfrutar de la tarea. El valor que se le da al trabajo puede depender de:
La utilidad que se le percibe al aprendizaje. Incentivos externos.
Las calificaciones obtenidas.
La valoración del alumno por los demás. Sus implicaciones para la autoestima.
Que se respete o no el deseo a la autonomía.
La motivación se puede mejorar con la práctica educativa. Parece evidente que el entorno escolar condiciona notablemente la motivación del alumno por el aprendizaje y la realización de tareas, por lo que hay algunos factores que el profesor puede intentar mediatizar. ¿Cómo?:
Acomodando las características generales del proceso a las necesidades e inquietudes del alumno.
Dándole sentido y significado a lo que el alumno tiene que aprender.
Ofreciendo contenidos adecuadamente significativos, que resulten atractivos y útiles para los alumnos.
Graduando la dificultad de los contenidos y eligiendo el nivel adecuado para cada momento del proceso.
Optimizando la percepción que tienen de sus propias posibilidades. Valorando el esfuerzo y el tiempo empleado por el alumno.
Relativizando el éxito en el aprendizaje.
Promoviendo un estilo constructivo y personalizado de aprendizaje.
Como recomendaciones finales aconsejamos:
Mostrar confianza ante las capacidades del alumno. Profundizar en sus intereses, gustos y preferencias. Cuidar nuestros mensajes ante los éxitos y los fracasos. Señalar el aspecto positivo del error.
f)    El autoconcepto y la estima
¿Qué son?
El concepto de mismo o autoconcepto se refiere a las cogniciones que el alumno tiene sobre mismo, e incluye los atributos, rasgos y características de su personalidad que utiliza para definirse. Es la creencia que el alumno tiene sobre lo que él es.

109 C. Coll / J. Palacios / A. Marchesi (comps.), Desarrollo psicológico y educación I: Psicología Evolutiva. Madrid, Alianza Editorial, 1990.



La autoestima, sin embargo, tiene un componente afectivo y se corresponde con el grado de autoaceptación personal que el alumno tiene. Es una valoración.
El autoconcepto implica un proceso de construcción y elaboración del conocimiento de uno mismo, que se prolonga durante los años de la infancia y de la adolescencia. A lo largo del tramo 6-12 años, es posible observar en las descripciones que niñas y niños realizan de ellos mismos un proceso continuado de cambios que, en términos generales, se orientan en dirección de una complejidad creciente.
El autoconcepto va modificándose y adquiriendo contenido de carácter psicológico y social. Alrededor de los 6-8 años los alumnos comienzan a describirse como personas con pen-
samientos, deseos y sentimientos distintos a los demás.
A los 8 años, el alumno ya describe su yo en términos internos y psicológicos, y se basa menos en atributos externos y físicos.
Según avanza la etapa, el alumno va elaborando la dimensión social de su yo. Deja de utilizarse a mismo como elemento de referencia y comparación, para darle más importan- cia cada vez a sus destrezas y relaciones interpersonales. Deja de compararse consigo mismo, para compararse con los demás. Esto destaca la importancia que tiene el grupo de iguales como elemento de referencia.
Al acercarse a la adolescencia comienza a conceptualizar su yo en términos de senti- mientos interpersonales y, cuando hace una descripción de mismo, la realiza cada vez con más frecuencia en términos más abstractos que concretos.
La razón de estos cambios conceptuales estriba en buena medida en los progresos cogni- tivos del alumno durante este periodo.
La adquisición del pensamiento lógico a los 6-7 años produce cambios cualitativos en el autoconcepto que el alumno tiene. El alumno ya es capaz de clasificar jerárquicamente y organizar de forma lógica hechos, objetos y personas, y esto le ayuda a definir los atributos que conforman su yo. Además ya puede imaginar qué piensan los otros de él, ya que tiene capacidad de adoptar perspectivas.
La información sobre mismo que obtiene del exterior es muy importante para la forma- ción del autoconcepto y puede obtenerla a partir de diferentes fuentes:
Los otros significativos
El proceso de comparación social e interna La observación de la propia conducta
Los estados afectivo-emocionales propios
En el desarrollo del alumno, los dos contextos que más influyen en el autoconcepto son el familiar y el escolar, por lo que la información ofrecida por padres, profesores e iguales va a representar una importante fuente de información.
La opinión de los compañeros escolares tiene mucha influencia en el proceso de compa- ración que constituye la formación del autoconcepto.
Respecto a la autoestima o valoración emocional que hacen los alumnos de mismos, normalmente suele tener contenido psicológico multidimensional, siendo posible diferenciar entre distintos dominios conductuales que pueden tener valoraciones distintas por parte da la misma persona. Estas dimensiones relevantes suelen ir cambiando con la edad.



Durante la Educación Primaria se consideran dimensiones fundamentales de la au- toestima:
El aspecto físico.
La competencia o destrezas físicas. La competencia académica.
La competencia social en las relaciones con adultos y con los iguales.
Al tiempo que la autoestima se diversifica, se va consolidando también una autoestima global a partir de los 7-8 años. Aunque la autoestima del alumno es bastante estable durante esta etapa, se puede decir que atraviesa por diferentes fases:

Tabla 12

6 años
Ligera inestabilidad asociada a los cambios cognitivos y a la importancia que adquieren sus relaciones con los iguales. La valoración comienza a estar más influida por la comparación social y gana en objetividad
8 años
Esa autovaloración ingenua y optimista tiende a desaparecer para dar lugar a una perspectiva más objetiva y realista que se mantendrá hasta la preadolescencia.
pubertad (12 años)
Descenso de la autoestima que incrementará gradualmente a lo largo de la adolescencia
Estos dos constructos tienen que ver con el desarrollo de una serie de sentimientos, ac- titudes, etc., como las de:
Vinculación o de satisfacción: al establecer relaciones y comunicaciones con los otros, entiende los intereses y necesidades de los demás, se siente miembro de un grupo o colectivo coincidente con sus intereses más personales.
Singularidad o de reconocimiento y respeto por las cualidades y atributos propios que le hacen valioso y a cada persona diferente.
Autocontrol de confianza en las propias capacidades y, por tanto, en la capacidad de influir sobre la propia vida.
Modelos de referencia o disponer de modelos o normas (humanas, ideológicas, prácti- cas) que proporcionen un punto de referencia adecuado para la acción.

¿Cómo reconocerlos?
A través de herramientas como la observación, cuestionarios específicos, las entrevistas in- formales con el alumno o las tutorías con los padres, podemos recoger información relevante sobre la formación del autoconcepto del alumno, profundizando en aspectos como:
El grado de soltura y libertad para interactuar y relacionarse con sus iguales. Cómo valora su singularidad, cómo se etiqueta a mismo.
Grado en que busca el elogio o aprobación de los otros.
Forma de afrontar la tarea (verbalizaciones, decisión, expectativas). Grado de control emocional.
Grado de exigencia y rigidez cognitiva.
Modelos que tiene como referencia (entre sus iguales, modelos adultos...). Capacidad de decisión.



Tabla 13

AUTOCONCEPTO
Cuando obtiene una buena calificación lo atribuye a…
SU ESFUERZO
BUENA SUERTE
SUS CUALIDADES
Cuando obtiene una mala nota lo atribuye a…
FALTA DE ESFUERZO
MALA SUERTE
SE LE DA MAL
Cuando se equivoca, lo entiende como…
UNA OPORTUNIDAD PARA APRENDER
UN FRACASO, SE FRUSTRA
Sus producciones las valora…
ESCASAMENTE
POSITIVAMENTE
¿Qué puedo hacer?
Tanto autoconcepto como autoestima se forman en función de las experiencias personales del alumno, así como de la valoración que de él hacen los demás. Por eso, el contexto escolar y familiar son determinantes en el desarrollo del autoconcepto y autoestima infantil. Algunos factores que influyen en su desarrollo son los que citamos a continuación:
La práctica educativa de los padres. Favorece una buena autoestima un estilo demo- crático, con normas razonadas, límites de conducta claros, respeto mutuo y una rela- ción no punitiva basada en el afecto, la aceptación y la aprobación.
Las relaciones del alumno con sus iguales, principalmente en el entorno escolar: el grupo de iguales se convierte en una fuente de comparación constante, que le ayuda a contrastar sus capacidades y limitaciones.
Las relaciones sociales que el alumno en su socialización va adquiriendo con otros adultos distintos de sus padres, sobre todo con los profesores. La actitud y la conducta del profesor hacia el alumno son un factor determinante para la valoración que el alumno hace de su competencia académica.
El rendimiento académico y la interpretación, explicación y atribución del éxito o fra- caso que realizan el propio alumno y otras personas, (padres, profesores…).
Ya que hablaremos en el siguiente factor de aprendizaje del estilo atribucional de la fami- lia, creemos que es importante aquí detenernos más en la actitud del profesor hacia el alumno como factor a tener en cuenta a la hora de reflexionar sobre las necesidades específicas de un alumno.
Tenemos que tener claro en este sentido que, cuando los mensajes que un profesor trans- mite a un alumno son de altas expectativas respecto a sus capacidades, de una buena valo- ración de sus acciones y de su rendimiento, está potenciando en ese alumno la confianza en sus propias capacidades y facilitando su éxito escolar. Esto es lo que solemos hacer con los alumnos brillantes.
Por el contrario, cuando un profesor mantiene unas bajas expectativas o una actitud de desconfianza acerca de las capacidades de un alumno, está mermando su autoestima y favo- reciendo los sentimientos de incompetencia e inseguridad. Esta es la actitud que debemos evitar, de cara a prevenir problemas de autoestima en nuestros alumnos.



Podemos, por el contrario, mostrar una actitud favorecedora de la construcción de un autoconcepto equilibrado:
Fomentando relaciones de vinculación con sus iguales. Favoreciendo la cooperación entre iguales.
Facilitando la integración positiva del alumno y su prestigio entre el grupo de iguales. Valorando su singularidad y respetando sus ideas.
Atendiendo al alumno de forma individualizada, mostrándole nuestro afecto y apoyo. Valorando su esfuerzo...
g)    El entorno familiar
El papel del contexto familiar en las etapas tempranas de la escolarización es mucho más determinante que en otros momentos educativos, ya que aspectos como la motivación y la formación del autoconcepto dependen en alumnos pequeños de la intervención de factores externos, entre ellos la actitud y consideración que tiene la familia hacia el proceso de ense- ñanza aprendizaje.

¿Qué es?
La relación y las expectativas de la familia respecto al centro y la misma convivencia interna de la familia influyen claramente en el rendimiento del alumno. El entorno familiar, enten- dido como factor de aprendizaje, es el conjunto de factores ambientales que rodean al alum- no y su entorno familiar. Estos tienen que ver con las características culturales, económicas, emocionales y motivacionales que condicionan la relación que tiene la familia con el entorno escolar. ¿Qué importancia le da la familia a la escuela? ¿Existe acuerdo y apoyo mutuo entre padres y profesores? ¿Percibe el alumno diferencias? ¿Están los padres motivados e impli- cados en el desarrollo académico de su hijo? ¿Qué recursos tiene la familia para apoyar el proceso de aprendizaje?

¿Por qué es importante?
Conocer el entorno familiar del alumno es importante, porque existen muchos factores que influyen en mayor o menor medida en su rendimiento y conducta escolar. Los aspectos fami- liares más destacados son:
El grado de implicación de los padres. Aunque es importante principalmente en los primeros cursos, se pueden distinguir diferentes grados de implicación familiar en función del momento educativo y la edad del alumno. De forma progresiva el papel de los padres pasa por diferentes etapas o niveles de implicación:
  Acompañamiento en la realización de tareas, por ejemplo, en el momento de adqui- sición de la lectoescritura.
  Supervisión de tareas. Presencia del adulto sin acompañamiento en la ejecución.
  Supervisión de resultados. El adulto ayuda en la planificación y organización, pero el alumno ya trabaja solo. El adulto supervisa los resultados de la ejecución.
  Seguimiento de tareas. Autonomía en la planificación. El alumno ya se organiza solo. El adulto supervisa los tiempos de trabajo. Implica una presencia relativa.



Seguimiento de resultados. Es el objetivo de la educación primaria. El adulto realiza un seguimiento relativo del trabajo del alumno, valorándolo y reforzándolo, pero el alumno gestiona sus tiempos de trabajo en casa así como la planificación y organi- zación de los mismos.
El papel del adulto debe ser progresivo y ajustado a la edad del alumno. Se trata de un proceso en el que el alumno adquiere la autonomía que necesita para aprender solo. Esta autonomía es también objetivo del aprendizaje, por lo que los padres van dando cada vez más protagonismo e independencia al alumno durante sus tiempos de traba- jo en el entorno familiar.
Sin embargo, en función de las necesidades y características del alumno, este proceso puede necesitar algunas modificaciones. Es importante saber qué hacen los padres en casa, qué grado de acompañamiento tienen las tareas en el entorno familiar y si estas se ajustan a las características del alumno.
Las expectativas de los padres. Lo que esperan los padres respecto al rendimiento y aprovechamiento académico del alumno condiciona notablemente su rendimiento es- colar. Se denomina «efecto Pigmalión», descrito por Rosenthal. Si la familia tiene unas expectativas bajas, el rendimiento será menor y viceversa.
Entendemos que el profesor debe interesarse por estas expectativas, conocerlas y aconsejar a la familia.
Atribución del éxito y fracaso escolar. Algunas padres atribuyen el fracaso escolar de sus hijos a:
  Sus características internas, (capacidades, voluntad…).
  Las características de las pruebas de evaluación.
  El estilo docente.
  La mala suerte.
  La falta de esfuerzo.
Este tipo de atribuciones influyen en el rendimiento del alumno presente y futuro del alumno, conformando también su estilo de atribución del éxito y fracaso, su grado de motivación y su autoconcepto. Un alumno que, por ejemplo, perciba que «no sirve para estudiar», se esforzará en menor medida que otro que entienda que puede mejorar.
Grado de conocimiento de la situación escolar del alumno. Una visión realista por parte de los padres de las necesidades escolares de su hijo puede determinar notablemente el grado de aprendizaje del alumno:
  Nivel de competencia curricular del alumno.
  Grado de motivación.
  Necesidades de apoyo.
Equilibrio familiar. Es importante conocer las normas y rutinas que existen en el entor- no familiar, ya que se relacionan con el grado de adquisición de rutinas en el entorno escolar. ¿Tiene el alumno rutinas en casa?, ¿tiene un calendario predecible de activi- dades, (merienda, tareas, tiempo de ocio, etc.)?, ¿tiene y cumple con sus pequeñas responsabilidades en casa?



El grado de estructuración y equilibrio del contexto familiar se traslada en edades tem- pranas al contexto escolar. Así, un alumno con un entorno familiar tranquilo y estruc- turado tendrá más facilidad para integrar normas y rutinas en el contexto escolar. En el caso de alumnos disruptivos o con dificultades de asunción de normas resulta beneficio- so articular medidas conjuntas y establecer una colaboración entre familia y escuela.
Actitud de la familia y estilo parental. ¿Qué actitud tienen los padres hacia su hijo?, ¿cómo reaccionan ante un problema o una dificultad?, ¿son protectores, excesivamente exigen- tes, dominantes, comprensivos?, ¿se resignan, se muestran ansiosos, muestran una ac- titud de ayuda?, ¿existe una coherencia entre los estilos paterno y materno?, ¿hay otras figuras influyentes en el entorno familiar?, ¿qué tipo de relación tienen con el centro?
Estructura familiar. Es interesante conocer el número de hermanos que conviven con el alumno y el tipo de relación con los mismos. ¿Cómo están establecidos los roles fraternales?, ¿las relaciones entre hermanos son de cooperación o competición?, ¿es- tablecen los padres relaciones de comparación entre ellos?

¿Cómo conocer el entorno familiar?
Conocer el entorno familiar de un alumno es en ocasiones bastante complejo y delicado. A través de reuniones con la familia o de recogida de información de manera informal podemos identificar muchos de los problemas de aprendizaje que tiene el alumno y cuáles de los aspec- tos anteriores pueden estar influyendo en su conducta escolar.
En el Anexo 2.1 ofrecemos un amplio repertorio de cuestiones relacionadas con el entorno familiar que pueden resultar de utilidad para detectar factores determinantes del aprendizaje.

Tabla 14

ENTORNO FAMILIAR
Situación familiar
BIPARENTAL
MONOPARENTAL
ESTRUCTURADA
DESESTRUCTURADA
Nº HERMANOS
LUGAR QUE OCUPA
Relación con los hermanos
INDEPENDENCIA
COMPETICIÓN
COLABORACIÓN
La impresión del ambiente familiar es…
MALA
NORMAL
BUENA
Su nivel socio-cultural parece…
BAJO
MEDIO
BUENO
Importancia que le da la familia al estudio
NADA
POCO
NORMAL
BASTANTE
MUCHO
Las expectativas respecto al alumno son de…
ÉXITO
FRACASO
OPTIMISTAS
REALISTAS
PESIMISTAS




El éxito del alumno lo atribuyen a…
SU ESFUERZO
BUENA SUERTE
SUS CUALIDADES
EL PROFESOR
Cuando obtiene una mala nota lo atribuye a…
SU NO-ESFUERZO
MALA SUERTE
SUS CUALIDADES
EL PROFESOR
La familia conoce y está informada de asuntos relativos al estudio
NADA
POCO
NORMAL
BASTANTE
MUCHO
La familia tiene recursos para ayudar académicamente a su hijo
NADA
POCO
NORMAL
BASTANTE
MUCHO
La familia apoya de forma adecuada el estudio de su hijo
NADA
POCO
NORMAL
BASTANTE
MUCHO
Existe acuerdo y apoyo mutuo entre la familia y los profesores
NO
Percibe el alumno diferencias entre adultos
NO
Están los padres motivados e implicados en el desarrollo académico de su hijo
NO
La familia colabora con el centro
NADA
POCO
NORMAL
BASTANTE
MUCHO

Además de los cuestionarios, la técnica más habitual para recoger información es la en- trevista con la familia. Se puede utilizar en ella un cuestionario estructurado de recogida de información y un guión de entrevista semiestructurada, que ayude al profesor tutor a recoger la información más relevante.
En cualquier caso es recomendable focalizar la recogida de información solo en aquellos aspectos relevantes para analizar las dificultades del alumno.
También se puede recoger información sobre el contexto familiar a partir de las observa- ciones diarias del alumno en el entorno escolar. De forma sistemática se puede recoger infor- mación sobre:
Puntualidad y asistencia a clase.
Impresión del alumno (aspecto físico aseado, alimentación, descanso…). Material escolar del alumno.
Seguimiento que recibe el alumno de su trabajo escolar en casa.
Asistencia a reuniones de padres, tutorías individualizadas, comunicaciones a través de la agenda escolar.

¿Qué puedo hacer?
Una vez recogida la información necesaria y analizados los factores que pueden estar influ- yendo negativamente en el rendimiento y conducta escolar del alumno, se puede realizar un trabajo de asesoramiento a las padres mediante entrevistas de orientación sobre aspectos con- cretos.



Los objetivos de estas entrevistas de orientación y seguimiento han de ser: Mejorar el aprendizaje académico y no académico del alumno.
Fomentar las tareas escolares y las adquisiciones culturales.
Fomentar su motivación.
Apoyar la autonomía personal y el autoconcepto positivo.
Algunos consejos:
Es importante que la entrevista con la familia se realice en un contexto cómodo y agra- dable para los padres, en el que entiendan el motivo de dicha recogida de información y que perciban el interés por ayudar a su hijo como una tarea compartida con ellos.
Han de percibir en el profesor una actitud de colaboración. Esto evitará rechazo, blo- queo o que se sientan juzgados.
Hay que clarificar la situación problemática y sus desencadenantes, destacando tam- bién aquellos aspectos positivos del contexto familiar y evitando la generalización.
Es interesante ofrecerles modelos o pautas de crianza alternativos y que les puedan ayudar a establecer modificaciones es aspectos concretos.
Nuestra experiencia al respecto nos hace pensar que, si realmente pretendemos un cam- bio de factores familiares, en la intervención con los padres debemos:
Reflejar claramente la situación problema. Mostrar nuestro compromiso de colaboración.
Marcar objetivos realistas y progresivos en ambos contextos. Dar pautas y recursos concretos a la familia.
Establecer los acuerdos por escrito. Realizar un seguimiento de los mismos.
Sin olvidar que los cambios efectivos se producen de forma progresiva y dilatada en el tiempo y que nuestras mejores aliadas son la buena relación y la comunicación fluida con la familia.

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