Muchos niños y niñas con TDAH llegan
a la etapa de educación prima- ria sin un diagnóstico, en ocasiones sin una sospecha
de que tienen un trastorno, y que además
éste es tratable. A los 6 o 7 años este
alumnado ya tiene
que ser capaz
de sentarse un tiempo largo
a escuchar, tiene que aprender
o saber ya leer y escribir,
tiene que poder hacer tareas cortas por escrito, empieza a memorizar,
a utilizar la lógica en las operaciones mentales, entender
las relaciones de causa-efecto de las cosas y de los comportamientos, ir haciéndose una idea de la duración del tiempo (una hora, 5 minutos).
Además, los niños y niñas con un desarrollo normal
van regulando su
comportamiento por sus consecuencias, suelen
buscar la gratificación, buenas notas,
aprobación de la familia
y los profesores, por
ejemplo; son capaces de
esperar a que esa gratificación no sea inmediata, pueden esperar a las
evaluaciones, y las
notas conseguidas pueden
influir en su conducta posterior hacia los estudios; cada vez van siendo más capaces
de controlar sus
impulsos, sus enfados, su rabia, sin
descargarla inmedia- tamente
en rabietas, agresividad o descontrol.
El alumnado con TDAH
puede presentar algunas dificultades en as- pectos muy concretos
debido a su inmadurez. En algunos niños
y niñas se pueden observar, en ocasiones, algunas
de las siguientes características:
a veces les cuesta hacer
una página de deberes
seguida; en ocasiones
son impulsivos y contestan con la primera
respuesta que se les ocurre
sin fijarse bien en el enunciado; algunos pueden no tener la suficiente pacien- cia y cuidado para escribir correctamente, saltándose letras o palabras,
cometiendo errores
en tareas que de sobra comprenden y saben hacer.
Al
profesorado siempre le llama la
atención que los resultados es- colares
no reflejan la capacidad del niño o niña. En la misma asignatura
pueden sacar notas diametralmente opuestas. Lo que ocurre es que para hacer bien un examen
se necesita, además
de saber los
contenidos, fijar- se,
concentrarse y no precipitarse. Es bueno que el profesorado se adap-
te a las características de cada niño
y niña y piense la forma de evaluar lo que
el alumno o alumna sabe,
mientras se desarrollan en el niño
o niña la atención, concentración y la reflexividad.
ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA ATENCIÓN EN PRIMARIA
La atención es un proceso complejo,
relacionado con actividades tales como seleccionar información relevante, mantener
la atención de forma
constante durante un tiempo prolongado o realizar
una actividad evitando distracciones.
El déficit de atención no implica una incapacidad total
para mantener la atención, el alumnado con TDAH puede
atender como cualquier otro en determinadas circunstancias, pero a costa de un esfuerzo mucho mayor.
Los niños y niñas con TDAH pueden
tener mucha dificultad en la atención en situaciones en las que la estimulación es lenta y monótona. Mantener la atención en situaciones de este tipo les produce una fatiga mayor que a los demás alumnos y alumnas.
Es necesario utilizar estrategias para captar y mantener su atención,
prestando el profesorado atención a cada
uno en la medida que lo necesi-ta y de manera
más acusada a los niños
y niñas con TDAH, ya que como sabemos existe un déficit
en los mecanismos atencionales.
Crear un entorno físico y ambiente
estructurado
• Trabajar las normas, que deben ser claras,
sencillas y consensuadas con el
resto del equipo docente. Colocarlas en un lugar
visible.
• Establecer una rutina diaria
en el funcionamiento del aula.
• Anticipar los
cambios en las rutinas.
• Colocar
en un lugar visible el horario semanal de clase. en Primaria
• Planificar la
ubicación del alumnado.
Organizar las tareas a realizar y los materiales a
utilizar
• Utilizar medios
técnicos que favorezcan su atención (vídeos,
ordenadores, etc).
• En relación a las tareas escolares tener en cuenta
que deben ser cortas, estructuradas y motivadoras; y mejor que
sean pocas, variadas y supervisadas.
• Utilizar
esquemas y mapas conceptuales.
• Enseñar al alumnado a utilizar listas
de secuenciación de las tareas
que le guíen en la realización de las actividades, pueden ser con imágenes o con texto.
• Enseñar al alumnado técnicas
para organizar el tiempo.
• Enseñar a preparar
y organizar el material necesario para la actividad antes y al finalizar la sesión.
• Avanzando hacia un funcionamiento más
autónomo, dar un tiempo
para que el alumno o alumna con TDAH organice
el material que va a
necesitar.
Asegurarse de que ha entendido la tarea
• Captar la atención del alumnado con TDAH antes
de dar la explicación al grupo.
• Resumir de forma individual las indicaciones dadas
al grupo.
• Repetir los mensajes, utilizando otras palabras, gestos
o un apoyo visual.
• Pedir al alumnado con TDAH de modo discreto que exprese
verbalmente lo que ha entendido.
• Establecer
compañeros o compañeras de
supervisión y estudio con estrategias adecuadas y buen nivel
de concentración que
ayu- den al alumnado
con TDAH en determinados momentos.
Controlar el tiempo dedicado a las actividades
• Acordar con el alumnado con
TDAH de forma
individual una señal que evite su distracción y les reconduzca en su tarea.
• Fragmentar la actividad en partes cortas,
supervisando el tiempo que
dedica a cada una.
• Marcar tiempos concretos para la realización de la tarea.
• Usar un reloj o cronómetro para la realización de las actividades.
• Dar las instrucciones a medida que vaya realizando los diferentes pasos.
• Avisar con antelación antes de la finalización del tiempo dedicado a la actividad. Primaria
• Supervisar de
forma discreta la realización de la actividad propuesta.
Desarrollar periodos de concentración cada vez más largos
• Mantener
contacto visual frecuente con el
alumno o alumna con TDAH.
• Estructurar
la sesión
planificando el trabajo
y los descansos, respe-
tando sus periodos
de concentración, reflejándolo de forma
visual a nivel general o de forma individualizada para el alumnado
con TDAH.
• Reforzar los aumentos en el tiempo
de atención con un guiño,
una sonrisa, etc.
Ayudar a planificar su vida escolar
• Recordar al alumnado
con TDAH el horario escolar
y las activida- des diarias.
• Recordarle
las fechas de entrega
de trabajos o de realización de exámenes, a medida que se vayan acercando.
• Ayudarle a apuntar las tareas
y supervisar que lo ha hecho.
• Supervisar la agenda y el material
que va a necesitar,
tanto en la escuela como en casa.
Aumentar su motivación y capacidad de esfuerzo
• Proponer actividades variadas.
• Proponer actividades cooperativas, formando
grupos de trabajo con funciones
claramente diferenciadas.
• Proponer tareas nuevas que,
suponiendo un reto, estén
al alcance de sus posibilidades.
• Hacerle participar con éxito en clase haciéndole preguntas cuya respuesta conozca.
• Realizar comentarios positivos
y refuerzos ante cualquier aproxima- ción
a la conducta deseada.
• Rescatar y destacar las
conductas positivas del
alumno o alumna.
• No
etiquetar ni hacer juicios de valor sobre la conducta inade- cuada.
• Señalar la conducta adecuada que debe sustituir a la inadecuada.
• Ir aumentando el nivel de exigencia conforme se van produciendo
avances en su aprendizaje.
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