miércoles, 9 de marzo de 2016

LOS NIÑOS CON SÍNDROME DOWN



                                                LOS  NIÑOS CON SINDROME DOWN

1.-INTRODUCCIÓN.................................................................................................................
2.-¿QUIÉNES SON LOS ALUMNOS Y ALUMNAS CON SÍNDROME DE DOWN?........
3.-LAS PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN ANTE LA EDUCACIÓN....................
4.-APRENDER EN LA ESCUELA DE LA DIVERSIDAD...................................................
5.-LAS NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES.....................................................
6.-LA RESPUESTA EDUCATIVA AL ALUMNADO.......................................................
7.-LA EVALUACIÓN DE LAS NECESIDADES...............................................................
8.-LA ESCOLARIZACIÓN..................................................................................................
9.-LAS MEDIDAS EDUCATIVAS..................................................................................
·         EL REFUERZO
·         LAS ADAPTACIONES CURRICULARES
·         OTRAS MEDIDAS EDUCATIVAS
10.-ORIENTACIONES METODOLÓGICAS……………………………………………
11.-ENSEÑANZA DE LA LECTOESCRITURA……………………………………....
12.-CONCLUSIONES……………………………………………………………………..
BIBLIOGRAFÍA..................................................................................................................


 1.-INTRODUCCIÓN:
Uno de los recursos más valiosos de los que disponen las personas con discapacidad para su desarrollo es la educación. No siendo el único, suele ser en la mayoría de los casos el elemento que mayor impacto tiene para su crecimiento y realización personal. Otro tipo de intervenciones, imprescindibles en algunos casos, complementan la acción educativa que ejercen agentes muy diversos, entre los que destacan, las instituciones educativas, las familias y el entorno social.
El conocimiento y la información acerca de las características y necesidades educativas
del alumnado con algún tipo de discapacidad contribuyen a mejorar la calidad de la respuesta educativa, especialmente en la adopción de estrategias metodológicas acordes a las características cognitivas y estilo de aprendizaje de estos escolares y en el momento de realizar adaptaciones del currículo.
El alumnado con síndrome de Down tiene un potencial de aprendizaje y de desarrollo que, con los apoyos y ayudas necesarios, les permite alcanzar elevados niveles de logro en los aprendizajes escolares, en su capacidad de desenvolvimiento autónomo y una adecuada inserción social y laboral.
Nuestro objetivo es dar a conocer cómo es el  alumnado con síndrome de Down, cómo aprende y cuáles son las estrategias más adecuadas para enseñarle la lecto-escritura, así como cuál debe ser la organización de la respuesta educativa.
Abordamos este trabajo desde una doble vertiente: Una primera parte teórica, donde damos a conocer algunos aspectos relativos al proceso de aprendizaje-enseñanza del alumnado con síndrome down y una segunda parte práctica donde presentamos ejmeplos que aborden el aprendizaje de la lecto-escritura en el alumno con síndrome down.
Para terminar con esta introducción, destacamos que dentro de la realidad diversa de nuestra sociedad, las personas con síndrome de Down tienen un papel activo en las familias, en los centros educativos y en la comunidad. La educación es posiblemente el mejor recurso para que estas personas puedan desenvolverse a lo largo de su vida y en todos los ámbitos de la sociedad, con autonomía, normalidad e independencia. El proceso educativo es muy importante para el desarrollo de sus capacidades.
Tradicionalmente, cuando se hacía referencia a las personas con síndrome de Down, se utilizaban con frecuencia términos inadecuados con un matiz peyorativo y segregador. En la actualidad tales expresiones han quedado obsoletas y el lenguaje ha adoptado una concepción positiva de la diversidad, que confía en las posibilidades de la persona y en el potencial que ésta tiene, así como en el impulso que la educación puede darle a su desarrollo personal y social. Hoy los “niños, niñas y jóvenes, personas con síndrome de Down o “con discapacidad intelectual”, encuentran un amplio abanico de posibilidades y recursos que el sistema educativo pone a su disposición.
La mayoría de las personas con síndrome de Down pueden progresar y alcanzar un desarrollo de sus capacidades suficiente para lograr la autodeterminación y regir por sí mismas muchos aspectos de su vida y de su persona.

2. ¿QUIÉNES SON LOS ALUMNOS Y ALUMNAS CON SíNDROME DE DOWN?
En cada célula del ser humano se da la acción coordinada de sus 46 cromosomas y por tanto de los cientos de miles de genes que los constituyen.
Durante la división de los cromosomas en el núcleo de la célula, se produce un error, denominado “no disyunción”, que genera un material genético “extra”, que aparece triplicado en el cromosoma 21, ya sea en su totalidad o en parte esencial del mismo. El material genético extra dificulta la acción coordinada de los cromosomas y provoca una falta de armonía en la arquitectura celular que se manifiesta en unas alteraciones leves sobre la estructura y función del organismo y del cerebro y, en consecuencia sobre la conducta y el aprendizaje.
El síndrome de Down es una alteración genética por la que las personas que lo presentan, tienen 47 cromosomas en lugar de los 46 habituales.
Características de las personas con este síndrome
Las personas con síndrome de Down presentan una apariencia común, propia del síndrome, pero con una clara diferencia determinada por la herencia y el ambiente de cada individuo. Aunque, como se ha definido, la trisomía en el par 21 es común para todos, su expresión va a ser diferente en cada persona. La frecuencia en porcentaje difiere notablemente de unos individuos a otros. De ahí la marcada individualidad de este síndrome.
En su fenotipo, presenta cara ancha y plana, fisuras palpebrales oblicuas e hipotonía muscular. Pueden aparecer otras discapacidades asociadas como lesión cardíaca, hipoacusia o dificultades visuales.
En lo relativo al desarrollo cognitivo, la disgenesia cerebral es responsable de la discapacidad
intelectual que en mayor o menor grado suele estar asociada al síndrome. El número de neuronas que realizan la función de interconexión está disminuido. Por ello, para responder a los estímulos externos y consolidar los aprendizajes necesitan más tiempo, debido a la latencia de respuesta que les caracteriza.
Su capacidad de comunicación y el desarrollo del lenguaje también se ven afectadas, no sólo por sus dificultades para la simbolización y representación, condicionadas por su capacidad intelectual, sino también por aspectos relacionados con la capacidad de emitir y articular la palabra: dificultades en la respiración y en la motricidad bucofacial.
Aprender en la escuela de la diversidad
La atención a la diversidad se centra en el conjunto de medidas educativas que la escuela ofrece para poder satisfacer las necesidades educativas especiales y facilitar la integración en situaciones sociales normalizadas. Los alumnos/as con síndrome de Down aprenden todo lo que se les enseña con estrategias metodológicas ajustadas a su estilo de aprendizaje. Son competentes para aprender, cuando se les ofrece la oportunidad, se les anima y se interviene con estrategias de enseñanza adecuadas.
La escuela debe adaptarse a la diversidad de los alumnos/as, para ello ha de realizar cambios metodológicos y organizativos, emplear recursos didácticos específicos y disponer de profesorado ordinario con formación al respecto y de profesorado especializado.
Las personas con síndrome de Down tienen capacidad para responder, con la estimulación
y el apoyo adecuado, a las demandas de sus entornos de desarrollo, actuales(familia, centro educativo, barrio...) y futuros (trabajo y entornos comunitarios).
El marco de desarrollo normalizado es el más adecuado para lograrlo. La vida escolar, la convivencia cotidiana con compañeros les proporcionará experiencias y modelos de conducta normalizados y apropiados para su aprendizaje.
Estilo de aprendizaje
Sus necesidades educativas deben ser evaluadas y atendidas ya que sus dificultades de aprendizaje pueden ser compensadas en el sistema educativo. Las experiencias de estas últimas décadas han demostrado que la educación desarrolla sus capacidades y que gracias a ello, los jóvenes con síndrome de Down logran convertirse en miembros activos de sus familias y sus colegios y participan tanto en el trabajo como en la sociedad.
Los alumnos y alumnas con síndrome de Down reciben, procesan y organizan la información con dificultad y lentitud. Su capacidad de respuesta también tiene estas características. La comprensión de las situaciones y problemas del entorno y la rapidez con la que responden a las demandas del mismo se ven condicionadas por las dificultades para el procesamiento de la información que estos alumnos presentan.
Una disminución del número de receptores es la explicación de su respuesta poco activa a los estímulos y de que la información llegue con más lentitud.
2. LAS PERSONAS CON SÍNDROME DE DOWN ANTE LA EDUCACIÓN
En relación con las capacidades cognitivas básicas, se observa un déficit en la memoria a corto plazo, en cualquiera de sus modalidades ya sea auditiva o visual y en diferentes tipos de tareas, tanto con dígitos y con letras, como en el recuerdo de series de palabras o en la reproducción de dibujos o pictogramas.
Después de una actividad en la que se exige cierto grado de atención y de concentración en la tarea, precisan un tiempo de descanso, hacer otra cosa entre el final de una actividad y el comienzo de la siguiente. Es decir, pensamos que no se puede hacer un cambio inmediato de actividad. Para que la intervención educativa tenga la respuesta adecuada, ha de adecuarse a su peculiar ritmo de funcionamiento.
La lentitud en el funcionamiento de la corteza cerebral puede repercutir también en los aprendizajes y se expresa en una dificultad para aprender algunos conceptos.
Atendiendo a las peculiaridades de las capacidades cognitivas que estos alumnos y alumnas presentan y a como se manifiestan en dificultades tanto en el lenguaje como en su capacidad de simbolización y representación éstos captan mejor la información por el canal visual que por el auditivo.
Su capacidad receptiva y comprensiva es claramente superior a la expresiva. Esto debe tenerse en cuenta para la aplicación de programas de estimulación y de aprendizaje, dado que los niños y niñas pueden mostrar un menor número de respuestas en la fase inicial de los mismos.
Tienen buena capacidad de imitación, lo que facilita la adquisición de conductas y modelos normalizados y favorece el aprendizaje entre iguales. Aprenden más rápidamente viendo actuar a sus compañeros e imitando sus respuestas a problemas diferentes en distintas situaciones. El centro educativo ordinario se convierte así en un banco de estímulos que acelerarán el desarrollo cognitivo, motor, lingüístico y social.
Se caracterizan por su tenacidad, esta cualidad les permite trabajar de forma reiterada un mismo tipo de actividad o práctica hasta conseguir lo que se proponen. Suelen tener poca iniciativa para la actividad. No es frecuente que el alumno/a con síndrome de Down demande intervenir o hacer tareas. Se puede desconectar y aislar.
Los niños y niñas con síndrome de Down suelen tener dificultades para aplicar los conocimientos
y generalizar a otras situaciones o a otros entornos diferentes las habilidades y destrezas que han aprendido en el centro educativo o en su hogar. Transferir lo aprendido en una determinada situación para aplicarlo a nuevos contextos es una actividad necesaria en su proceso educativo.
Por último, el lenguaje es otro de los ámbitos del desarrollo en los que el alumnado con síndrome de Down suele tener dificultades. Sus problemas están relacionados tanto con la articulación y la adquisición de vocabulario como con la adquisición de las estructuras gramaticales y él uso de los morfemas gramaticales, de los pronombres, de los tiempos verbales y de las frases complejas.
A modo de resumen, se puede afirmar que los alumnos/as con síndrome de Down presentan mejores habilidades para el aprendizaje visual, tareas de tipo viso-espacial que para las actividades que implican procesamiento auditivo; aprenden con mayor facilidad si se apoyan en los signos, gestos y claves visuales. Su procesamiento simultáneo es mejor que el procesamiento secuencial,
manifestando dificultades para ordenar secuencialmente.
Su capacidad de observación e imitación es buena y se debe aprovechar, junto a su curiosidad por los elementos que le rodean, para favorecer el aprendizaje.
Mantienen buenas habilidades de interacción social, son comunicativos y responden a las demandas del entorno; comprenden bien las pautas no verbales y los indicios o pistas sociales, relativas a normas de funcionamiento social.
Todos estos factores que facilitan su aprendizaje deben ser considerados por los profesores a la hora de planificar y llevar a cabo las actividades educativas. Así pues:
-Captan mejor la información por el canal visual que por el auditivo.
-Su capacidad comprensiva para el procesamiento simultáneo de la información
es buena.
 -La capacidad para desenvolverse con crecientes grados de autonomía en la
vida cotidiana ha de ser entrenada.
-La transferencia de los aprendizajes y su generalización a otros entornos y
situaciones debe ser también enseñada de forma explícita.
- Mantienen buenas habilidades de interacción social, son comunicativos y
responden a las demandas del entorno.
La estimulación sensorial y cognitiva temprana como pilares del aprendizaje.
El cerebro humano no está totalmente conformado en el momento del nacimiento sino que sigue desarrollándose durante varios años. El número de conexiones entre neuronas aumenta en los primeros años de vida, lo que enriquece su capacidad de funcionamiento cerebral. El incremento del número de conexiones contribuirá al desarrollo del aprendizaje.
Es evidente, pues, que el cerebro del bebé con síndrome de Down está capacitado para recoger la información e interpretarla; ya que sus redes neuronales se lo permiten. Las actividades educativas en los distintos ámbitos del desarrollo se convierten en estímulos cognitivos, motrices, lingüísticos... que favorecerán la sinapsis y, por tanto, la comunicación interneuronal. La estimulación ambiental puede moldear el funcionamiento cerebral e instaurar modificaciones sustanciales y duraderas que facilitan el aprendizaje.
La plasticidad cerebral que conforma la base esencial del aprendizaje permite acelerar de forma significativa el crecimiento de su desarrollo cognitiva y de su autonomía, si desde el nacimiento se le proporcionan los estímulos adecuados para provocar respuestas en los diferentes ámbitos del
desarrollo evolutivo.
Todo aquello que posibilite la llegada de la información exterior y el desarrollo de los estímulos sensoriales, favorece también el desarrollo cerebral.
Por lo tanto, el desarrollo del cerebro va a ser fruto de dos grandes elementos: la capacidad genética y el ambiente; en el caso del alumnado con síndrome de Down la capacidad genética y la intervención educativa de la familia y de los centros educativos.
Las singulares características que definen al alumnado con síndrome de Down generan necesidades educativas especiales y específicas que deben ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar y desarrollar la respuesta educativa que se les ofrezca.
Necesidades relacionadas con las capacidades básicas:
El alumnado con síndrome de Down presenta un ritmo de desarrollo diferente en el ámbito psicomotor, cognitivo, del lenguaje y social que requiere una estimulación adecuada a lo largo de los primeros años de escolarización. Se trata de ofrecer una atención educativa especializada que favorezca el desarrollo psicoevolutivo y sus habilidades para aprender. Sus necesidades más relevantes son:
– La mejora de su capacidad perceptiva visual y auditiva, los procesos de discriminación y reconocimiento de los estímulos visuales y sonoros.
– El desarrollo de las habilidades y destrezas motoras implicadas en la coordinación dinámica general, el control postural, las conductas motrices de base, las habilidades motrices finas y el proceso de lateralización.
– La estimulación de las funciones cognitivas básicas, atención y memoria, así como de los procesos de representación, simbolización y abstracción que conduzcan a la superación y
completación de los diferentes estadios evolutivos.
– La adquisición y consolidación del lenguaje oral expresivo y comprensivo, atendiendo tanto a la voz y a la articulación de los sonidos de la lengua como a la comprensión y construcción deldiscurso (la adquisición del vocabulario básico y el empleo de las estructuras morfosintácticas).

3. NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES
Necesidades relacionadas con los ámbitos o áreas del currículo
Los aprendizajes escolares con mayor carga de abstracción, que se apoyan en la representación y en la simbolización, son los que mayor dificultad plantean al alumnado con síndrome de Down y los requieren de la escuela el empleo de medios y recursos de apoyo. Sus necesidades más relevantes en relación con los ámbitos y áreas del currículo son:
– El empleo de estrategias metodológicas específicas para el aprendizaje de la lectoescritura, apoyadas en la globalización, en los estímulos visuales, en la funcionalidad y en la significación de las actividades lectoescritoras desde las primeras fases del aprendizaje.
– La adquisición de los conceptos matemáticos básicos y el aprendizaje de la numeración, el cálculo y la resolución de problemas a través de actividades directas con los objetos y con el espacio en las que la experiencia sensorial y la visualización de las acciones sirvan de base para la representación y simbolización de la realidad.
– La aprehensión, organización y asimilación de los contenidos de los diferentes ámbitos o áreas del currículo mediante la utilización de claves y referentes visuales, mapas conceptuales o diagramas que faciliten la estructuración de la información.
– El empleo de materiales didácticos específicos o de materiales curriculares de uso general adaptados a sus posibilidades perceptivas, manipulativas, cognitivas y verbales, especialmente la adaptación de los textos con mayor complejidad y nivel de abstracción.
– La adquisición y realización de forma autónoma de los hábitos básicos relacionados con la alimentación, la higiene, el vestido y el desenvolvimiento en el hogar, el centro escolar y en los entornos comunitarios.
– La adquisición de las habilidades sociales que favorezcan su participación en los grupos sociales en los que se desenvuelve su vida, la eliminación de las conductas inadaptadas, la autorregulación conductual y la planificación de las acciones propias.
Necesidades relacionadas con el tipo de respuesta educativa y su organización:
Estas medidas, similares para la mayoría de los alumnos y alumnas con síndrome de Down, dependen de las características individuales de cada alumno o alumna y del contexto en el que se apliquen. Se ha de garantizar:
– La realización de una evaluación psicopedagógica, de sus competencias curriculares y de su estilo de aprendizaje que determine sus necesidades educativas especiales.
– La elaboración de una adaptación curricular en la que se establezca una propuesta curricular ajustada a las necesidades del alumno o alumna con el referente del currículo ordinario, en la que se concreten lo que corresponde al profesorado ordinario y especializado, el grado y el tipo de apoyos que recibirá, los materiales que se emplearán y las atenciones especializadas necesarias.
– El empleo, por parte de todos los profesionales de la educación que participan en su proceso de enseñanza y de aprendizaje, de las estrategias metodológicas adecuadas a su estilo de aprendizaje: descomposición de las tareas por pasos secuenciados, apoyo y refuerzo continuado para la realización de las actividades (que se irá debilitando progresivamente hasta conseguir el aprendizaje autónomo), empleo de claves, referentes visuales y gráficos, mayor tiempo para el aprendizaje...
– La atención educativa especializada para el desarrollo cognitivo y del lenguaje por parte del profesorado de apoyo a la integración.
– La supervisión, asistencia y cuidados por parte del monitor/a de educación especial en los casos en los que las alteraciones comportamentales o el grado de autonomía del alumno o alumna así lo aconsejen.
La respuesta educativa debe basarse en el respeto y en la consideración de las diferencias individuales y partir de una necesaria evaluación de las necesidades y competencias del alumno para poder así adoptar decisiones en cuanto a la modalidad de escolarización más adecuada para el alumnado, qué recursos personales y/o materiales necesitan y si es necesaria la adopción de medidas de adaptación de acceso al currículo o de los elementos que lo integran.
La respuesta educativa al alumnado con síndrome de Down se organiza del siguiente modo:
1. Se hace la evaluación psicopedagógica, la evaluación de las competencias curriculares y el correspondiente informe de evaluación psicopedagógica.
En este proceso participan los profesionales de la orientación educativa, los maestros que intervienen con el alumno y la familia.
2. El equipo de orientación educativa emite un dictamen de escolarización y en él determina la modalidad de escolarización más adecuada, así como, los apoyos y recursos que el alumno o alumna necesita.
3. Se adaptan las medidas educativas, los apoyos y los recursos para su enseñanza y aprendizaje:
El diseño y la aplicación de las adaptaciones curriculares individualizadas.
La determinación y aplicación de los apoyos especializados necesarios para desarrollar los programas de refuerzo y las adaptaciones.
• La selección y utilización de los recursos didácticos y técnicos más adecuados a las posibilidades cognitivas y comunicativas del alumno.
4. Se adoptan acuerdos para la coordinación del profesorado y de los profesionales que han de intervenir con el alumno o alumna.
5. Se determinan los criterios para la colaboración y asesoramiento de especialistas (Asociaciones, por ejemplo, ASINDOWN…).
6.Se determinan horarios, seguimiento, entrevistas con padres, especialistas, tutores…

4. LA RESPUESTA EDUCATIVA
La Evaluación de las Necesidades Educativas.
La evaluación psicopedagógica constituye el primer paso en la organización de la respuesta educativa, en ella se analizan los factores de índole personal y contextual, familiar o escolar, que inciden en el proceso de enseñanza y de aprendizaje para planificarlos con la mayor garantía.
La evaluación psicopedagógica
La evaluación psicopedagógica es el conjunto de actuaciones encaminadas a recoger, analizar y valorar la información sobre las condiciones personales del alumno o alumna, su interacción con el contexto escolar y familiar y su competencia curricular.
Constituye el paso previo a la intervención educativa especializada o compensadora. Por ello, se realiza antes de la escolarización, de la elaboración de la adaptación curricular y de la incorporación a cualquiera de los programas del período de transición a la vida adulta. También cuando un cambio significativo en el alumno o alumna así lo aconseja.
La evaluación psicopedagógica tiene un carácter interdisciplinar (intervienen diferentes profesionales), contextualizado (recoge información relevante del contexto familiar y escolar) y participativo (aportaciones del profesorado de los diferentes niveles educativos, de otros profesionales que intervienen con el alumno o alumna en el centro docente y de los representantes legales del alumnado).
Evaluación de las competencias curriculares
La evaluación de las competencias curriculares consiste en conocer donde está situado el alumno con relación a los objetivos y contenidos escolares. Se trata de determinar lo que es capaz de hacer el alumno en los diferentes ámbitos o áreas del currículo ordinario.
La evaluación de las competencias curriculares se realiza al comenzar un nuevo ciclo. Se evalúa su nivel real de competencias respecto a los objetivos y contenidos establecidos en los distintos ámbitos o áreas curriculares del ciclo. La evaluación puede tomar como referente los objetivos y contenidos de ciclos anteriores, en el caso de que el nivel de competencias no alcance los criterios establecidos en el ciclo en el que se le está evaluando.
La finalidad de la evaluación de la competencia curricular es situar al alumno con relación a la propuesta curricular de centro y tomar decisiones sobre medidas de adaptación curricular
Evaluación del estilo de aprendizaje:
Para la organización de la respuesta educativa también es necesario conocer el estilo de aprendizaje del alumno/a. El conjunto de aspectos que conforman su manera de aprender: cómo actúa, cómo se enfrenta a las tareas escolares desde una perspectiva cognitiva y emocional. También interesa conocer lo siguiente:
Las condiciones físico ambientales (sonido, luz, temperatura, ubicación) que le resultan más favorables.
El tipo de agrupamientos en los trabaja mejor y por los que muestra preferencia.
La capacidad de atención: mejores momentos, formas de captar su atención, tiempo que puede mantener la concentración en una tarea...
Las estrategias que emplea ante la resolución de las tareas: reflexividad, impulsividad, recursos que utiliza, tipo de errores más frecuentes, ritmo de aprendizaje...
El tipo de reforzadores a los que responde, valoración de su propio esfuerzo, satisfacción ante sus trabajos.
La motivación para aprender en los distintos ámbitos o áreas, contenidos y actividades por las que muestra mayor interés. Es importante conocer que tipo de actividades son las que más le atraen.
Escolarización
Tras la realización de la evaluación de las necesidades educativas especiales el paso siguiente es seleccionar la modalidad de escolarización más adecuada. Es un proceso de toma de decisiones quese apoya en la información obtenida y en la opción que la familia manifiesta.
El dictamen de escolarización:
El dictamen de escolarización es un informe fundamentado en la
evaluación psicopedagógica en el que se determinan las necesidades educativas especiales y se concretan la propuesta de modalidad de escolarización y la propuesta de las ayudas, los apoyos y las adaptaciones que cada alumno o alumna requiere. Su finalidad es determinar la modalidad de escolarización que se considera adecuada para atender las necesidades educativas especiales del alumno o alumna concreto.
Las modalidades de escolarización:
Escolarización en un grupo ordinario a tiempo completo: el alumno o alumna sigue la programación común con las adaptaciones, refuerzos y apoyos que precise, por parte del profesorado ordinario, para participar en las unidades didácticas del grupo.
Escolarización en un grupo ordinario con apoyos en periodos variables:el alumno/a desarrolla una parte de la actividad escolar en su grupo de referencia y puede recibir algún tipo de atención personalizada dentro y fuera de ésta.
Escolarización en un aula de educación especial: se adopta esta modalidad cuando, por sus especiales características o grado de discapacidad, las necesidades no pueden ser satisfechas en el aula ordinaria. Estos alumnos y alumnas comparten algunas actividades que se organizan en las aulas ordinarias, y en los espacios y tiempos comunes, según sus posibilidades.
Escolarización en un centro específico: está indicada para aquellos casos en los que las especiales características del alumnado o su grado de discapacidad y sus necesidades educativas especiales no pueden ser satisfechas en régimen de integración.
Pensamos que la educación del alumnado con síndrome de Down, como la de otros escolares con
necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad, debe realizarse en el marco de una escuela inclusiva entendida como una escuela única en la que cada niño encuentra los apoyos necesarios para su aprendizaje y desarrollo.
Esta escuela elabora su proyecto curricular y su reglamento de organización y funcionamientodiseñando, perfilando y planificando los apoyos requeridos por el alumnado en el contexto escolar, con la finalidad de ajustar la respuesta educativa a sus necesidades y estilo de aprendizaje, mejorar su funcionamiento en el medio en el que está y para mejorar, en definitiva, su calidad de vida.
A continuación presentamos un conjunto de medidas:
5. LAS MEDIDAS EDUCATIVAS
A) El refuerzo educativo:
El refuerzo educativo es una acción docente que ha de aplicarse cuando se constata que un alumno o alumna o un grupo encuentra dificultades para determinados aprendizajes o la realización de actividades de una unidad didáctica. Estas dificultades se detectan en el proceso de evaluación continua. El refuerzo es una medida cotidiana que el profesorado aplica a un alumno/a de forma esporádica, si las dificultades se presentan en un momento concreto, o de forma sistemática si se trata, por ejemplo, de un alumno/a con necesidades educativas especiales. En este caso, se realiza una programación de actividades de refuerzo que se aplica en el aula ordinaria, en el aula de apoyo o en ambas.
B) Las adaptaciones curriculares:
Cuando un alumno o alumna tiene necesidades educativas especiales el equipo educativo que le atiende, coordinado por el profesor/a tutor/a elabora una adaptación del currículo. Para ello cuenta con el asesoramiento del orientador/a del centro y la colaboración de los maestros/as especialistas de apoyo a la integración (educación especial o audición y lenguaje).
La adaptación curricular es una medida pedagógica que consiste en analizar la situación del alumno o alumna para ofrecerle una respuesta educativa ajustada a sus necesidades educativas especiales y al nivel de competencia curricular que presenta en ese momento.
Las adaptaciones pueden referirse a los elementos del currículo o a las medidas de acceso al mismo. En el primer caso se trata de modificar, reformular o ampliar la propuesta de objetivos y contenidos, así como los criterios de evaluación establecidos con carácter general para el grupo de referencia. También pueden modificarse, y sería una adaptación de menor significación, la metodología, los recursos didácticos y los instrumentos de evaluación que se emplearán.
La adaptación curricular lo que persigue es dar una respuesta ajustada a cada niño para obtener el máximo desarrollo de sus capacidades.
¿Cómo y dónde se desarrollan las adaptaciones curriculares?
La adaptación curricular se diseña con la participación todo el profesorado que interviene con el alumno/a. Le corresponde, por tanto, a cada uno desarrollar aquellos aspectos de la adaptación que ha programado y al profesor/a tutor/a coordinar el diseño y la aplicación de la adaptación.
El aula ordinaria es el entorno más normalizador, el lugar más adecuado para aplicarla, no obstante, algunos aspectos de la adaptación por su especificidad o por la intensidad del trabajo que requiere y el tipo de recursos necesarios pueden desarrollarse en el aula de apoyo a la integración.
La adaptación curricular en el aula ordinaria.
El maestro/a que imparte las diferentes áreas del currículo, que conoce las prioridades y necesidades de su alumno/a y ha elaborado una propuesta curricular para él/ella, incluida en la adaptación curricular, cuando planifica cada una de las unidades didácticas ha de analizar las actividades de la unidad y verificar cuáles puede compartir con el grupo, cuáles requieren adaptación e incluir otras nuevas, específicamente pensadas para él/ella.
Igualmente, puede incluir algunos objetivos, contenidos, criterios de evaluación para
dicho alumno/a en cada unidad didáctica.
Para llevar a cabo tales adecuaciones de las unidades didácticas cuenta con el apoyo y la colaboración de los maestros/as especialistas en educación especial o en audición y lenguaje. Éstos pueden intervenir también en el desarrollo de las actividades dentro del aula ordinaria e incluso prestar apoyo al alumno/a antes y después del desarrollo de la unidad, para preparar su participación o para consolidar los aprendizajes que en ella se han realizado.
La adaptación curricular en el aula de apoyo.
El maestro/a de apoyo también desarrolla parte de la propuesta curricular del alumno o alumna recogida en la adaptación curricular. Puede hacerlo de diversas formas, que entre sí no son incompatibles.
La primera es apoyando el desarrollo de las unidades didácticas del aula ordinaria, como se explicó en el apartado anterior. La segunda consiste en elaborar y desarrollar una programación didáctica de refuerzo en determinadas áreas del currículo o para los aprendizajes instrumentales (lectura,escritura, cálculo, resolución de problemas...). Esta intervención puede ser individual o en pequeño grupo. Suele aplicarse en el aula de apoyo a la integración.
Otras medidas educativas:
Para el alumnado con necesidades educativas especiales, se contemplan en la normativa en vigor otras medidas que complementan a las anteriores y contribuyen a facilitar el proceso de enseñanza y de aprendizaje del alumno:
• Flexibilización de la duración del período de la escolaridad obligatoria:los alumnos con necesidades educativas especiales pueden permanecer un curso más en el segundo ciclo de la educación infantil, si esta medida es beneficiosa para su socialización y contribuye al desarrollo de las capacidades previstas para esta etapa educativa. También y con el mismo fin pueden permanecer un curso más, sobre los establecidos con carácter general, en la educación primaria y en la educación secundaria.
• Prioridad en el acceso al Bachillerato y a la Formación Profesional: los alumnos/as con necesidades educativas especiales asociadas a discapacidad,con una minusvalía reconocida superior al 33%, que hayan obtenido el título de graduado en educación secundaria, tienen prioridad para acceder al bachillerato y a la formación profesional específica.
6. LOS RECURSOS HUMANOS ESPECIALIZADOS
Maestros y maestras de apoyo a la integración (educación especial-pedagogía
terapéutica):
Realizan las funciones de apoyo a la integración tanto en los colegios de educación¡ nfantil y primaria como en los institutos de educación secundaria. La intervención con el alumnado con necesidades educativas especiales centra la actuación de estos profesionales que participan de forma muy activa en la evaluación psicopedagógica, junto con el orientador/a responsable de la misma. Algunas de nuestras funciones son:
-La realización, junto con el tutor, de las adaptaciones curriculares necesarias para los alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales.
 -La elaboración y el seguimiento de programas generales, adaptados o de intervención individual que se requieran para la correcta atención del alumnado que lo necesite.
-La realización de los aspectos concretos de los programas que requieran una atención individualizada o en pequeño grupo, dentro o fuera del aula.
-La orientación a los maestros-tutores del alumnado atendido, en lo que se refiere al tratamiento educativo concreto.
-La elaboración, adaptación o selección de los medios y materiales curriculares, informáticos,... que vaya a emplear, y asesorar al resto de los maestros y maestras tutores para este mismo fin.
-La colaboración con el maestro-tutor del aula en la orientación a los padres ymadres de los alumnos.
Maestros especialistas de apoyo a la integración (audición y lenguaje).
La intervención de estos profesionales se centra, fundamentalmente, sobre el alumnado con perturbaciones del lenguaje y la audición. Atienden al alumnado con retrasos, trastornos y patologías del lenguaje oral y escrito de distinta índole, así como aquellos que tienen dificultades en el lenguaje asociadas a discapacidad intelectual, motriz y fundamentalmente auditiva.
Las funciones que desempeñan son similares a las del maestro o maestra de apoyo a la integración de la especialidad de pedagogía terapéutica pero con una intervención muy centrada en la aplicación de programas para compensar, instaurar, desarrollar y mejorar las competencias verbales del alumnado y su capacidad de comunicaciónoral y escrita. Estas atenciones las realiza de forma individualizada o en pequeños grupos, según la naturaleza del handicap.
Equipos de Orientación Educativa.
Los Equipos de Orientación Educativa de tipo sectorial han sido concebidos como un recurso de apoyo a los centros educativos.
La principal función de los Equipos de Orientación Educativa es colaborar con los
centros, aplicación y evaluación de as medidas de atención a la diversidad del alumnado y de los Planes de Orientación y de Acción Tutorial.
Les corresponde la evaluación psicopedagógica y la elaboración del dictamen de escolarización.
Otros recursos son:
Educadores, monitores, agentes sociales externos al centro, etc.


10.-. ORIENTACIONES METODOLÓGICAS GENERALES
Pautas generales para la intervención
A) Elevar las expectativas:
Los profesionales de la educación deben respetar su ritmo de aprendizaje y emplear las estrategias que mejor se ajustan a su forma de aprender. Los profesionales deben ir por delante, olvidando los prejuicios relacionados con sus carencias (“no podrá”, “no será capaz”....) sino confiando en sus posibilidades. Si las expectativas son bajas, las oportunidades de aprendizaje, los apoyos, el interés por superar las dificultades lo serán también. Por el contrario, cuando los docentes confían
en los métodos, en los materiales y las posibilidades que éstos tendrán para facilita el aprendizaje, cuando confían en el esfuerzo y en el trabajo de sus alumnos, los resultados son mucho más positivos.
Una escuela abierta a la diversidad mantiene altas expectativas sobre el rendimiento del alumnado, refuerza continuamente sus logros, trabaja para que los alumnos y alumnas construyan un autoconcepto y autoestima positivos.
B) Fomentar el aprendizaje autónomo:
Su ritmo será respetado, pero esto no debe significar una reducción en el nivel de exigencias en el aprendizaje y en la realización de tareas. La educación como la de cualquier niño o niña debe fijar los límites y apoyarse en una sabia combinación de rigor y cariño.
Uno de los grandes objetivos de la intervención educativa ha de ser el de posibilita que los alumnos/as desarrollen habilidades y recursos para la relación con el entorno, con los objetos y con los demás. Se trata en definitiva de promover un aprendizaje más autónomo, abandonando progresivamente la dependencia del adulto para que sea capaz de aprender por sí solo.
El alumno y la alumna con síndrome de Down aprende mejor lo que se les enseña si se les refuerza con ejemplos de situaciones reales, participando activamente y partiendo siempre de lo conocido a lo desconocido. Necesitan situaciones de aprendizaje motivadoras para mantener su atención.
Para ello las actividades deben estar a su alcance: cercanas a sus intereses y dentro de la zona de desarrollo próximo, es decir, dentro de sus posibilidades de acción con diferentes grados de acción.
C) Cuidar la presentación de las actividades:
Es necesario concretar y organizar la información y los contenidos de forma clara, sencilla y pormenorizada. Las tareas se analizarán y se presentarán paso a paso, siguiendo la técnica del análisis de tareas. Las instrucciones para la realización de las actividades y la explicación de las mismas deben ser cortas, claras, concretas y bien pronunciadas.
Las actividades y tareas deben programarse para responder a objetivos concretos y bien delimitados. Como se dijo anteriormente, se debe conceder un poco más de tiempo al alumnado con síndrome de Down para que pueda responder a las tareas que se proponen, sobre todo si implican operaciones abstractas. Por lo que requerirán más ayuda, más práctica y más tiempo. Hay que razonar pacientemente cuando deban cambiar de actividad. Así pues:
-Es necesario creer en las capacidades y posibilidades del alumnado con síndrome de Down; crear un clima de confianza, valorar positivamente los éxitos conseguidos y trasmitir esa confianza a los compañeros del aula.
-Los aprendizajes de las personas con síndrome de Down deben ser funcionales y útiles para desenvolverse en la vida cotidiana.
- Se debe respetar su ritmo de aprendizaje pero exigiéndole tareas y comportamientos adecuados.
-Para un aprendizaje más autónomo, es necesario utilizar estrategias de autoaprendizaje que permita que los alumnos trabajen por sí solos en el aula.
Cualquier logro educativo, aunque parezca poco importante, repercute en su autoestima.
D) Emplear estrategias metodológicas innovadoras:
Por lo general el aprendizaje se produce dentro de un contexto social donde lo que se aprende adquiere sentido. El contexto social o el entorno de desarrollo del alumno está formado por sus familias, el centro escolar y el entorno comunitario. Son las exigencias del entorno las que hacen sentir la necesidad de aprender y de ajustar el proceso de aprendizaje. Para lograrlo se debe propiciar un funcionamiento interactivo dentro del aula, destinando tiempo y espacio a la integración entre iguales, favoreciendo situaciones en las que el alumnado aprenda a discutir, compartir tareas y contrastar puntos de vista.
El aprendizaje cooperativo es una estrategia de gestión del aula en la que se organiza al alumnado en grupos heterogéneos, en función del género y del ritmo de aprendizaje, para la realización de las tareas y actividades de aprendizaje del aula. El aprendizaje cooperativo intenta aprovechar las interacciones que se dan entre el alumnado de modo espontáneo pero propiciándolas de forma explícita.
El aprendizaje cooperativo necesita que previamente el alumnado aprenda a trabajar en un grupo, a valorar las diferencias individuales y que los alumnos se conozcan entre sí. Asimismo, en necesario crear la denominada interdependencia positiva, realizando actividades de clase con objetivos colectivos o de grupo. Del mismo modo, es necesario que cada miembro asuma la responsabilidad individual, es decir, los resultados del grupo dependen del aprendizaje individual de todos los miembros del grupo.
El aprendizaje cooperativo favorece la integración de todo tipo de alumnado.  Así se produce un enriquecimiento mutuo que favorece el aprendizaje autónomo, el descubrimiento de nuevos esquemas de conocimiento, el desarrollo de habilidades y destrezas sociales y desenvolvimiento social de todos los alumnos y alumnas.
En el aprendizaje cooperativo el grupo se hace responsable de hacer crecer a cada uno de los integrantes y de hacer partícipe a cada uno desde sus potencialidades; de asumir la responsabilidad de desarrollar el contenido y los objetivos en cada tema, centro de interés o unidad didáctica, de reconocer y valorar el esfuerzo y la aportación de cada miembro del grupo.
El profesorado especializado en educación especial, con funciones de apoyo a la integración, colabora con el profesorado ordinario en el diseño y desarrollo de las actividades que se programen, teniendo en cuenta la adaptación curricular individual del alumno, adaptando las actividades y empleando materiales didácticos con los que el alumnado pueda aprender.
Ahora bien, centrándonos en el punto central del presente trabajo, nos preguntamos ¿Cómo iniciar el aprendizaje de la lectura?
El aprendizaje de la lectura debe apoyarse en un imagen visual (foto o dibujos) de la palabra que lee; iniciarse de forma global, empezando por la lectura de los nombres de los miembros de su familia; realizarse de forma lúdica y creativa, para que resulte una actividad motivante, en la que aparezcan palabras que utiliza en su entorno de forma habitual, que le gusten y que pronuncien con más facilidad. Por ejemplo: “el pan”, “la uva”.
Para lograr un adecuado aprendizaje, a modo general, se sugieren los siguientes pasos:
Una lectura global de las palabras con apoyo de la imagen visual, con ello el alumno/a asocia una tarjeta con una foto o dibujo de un objeto o de una persona con una palabra escrita. Este apoyo visual se irá retirando progresivamente, a medida que el alumno identifique y lea la palabra sin necesidad de la foto o dibujo correspondiente.
Se comenzará con la lectura de su nombre y del de los demás miembros de su familia.
Una vez superada esta primera etapa, se incrementará progresivamente el número de palabras que lee, siguiendo el siguiente orden: en primer lugar, los sustantivos de una y dos sílabas, anteponiendo el artículo correspondiente. (Por ejemplo: “la
uva”); en segundo lugar, los verbos. Se utilizan tarjetas con dibujos que impliquen acciones muy conocidas para el alumno/a, como “beber”, “comer”, etc.
La superación de las fases anteriores dará paso a la formación de frases con los sustantivos y verbos que el alumno conoce. Para ello, primero se utilizará una frase modelo, para que el alumno la forme igual y, posteriormente, se dará paso a la construcción espontánea. Es decir, ya no se mostrará al alumno/a el esquema a seguir para construir la frase, sino que se le dirá que sea él/ella quien seleccione las tarjetas para construir una determinada frase. Por ejemplo, le se indicará: “Coge las
tarjetas para construir la frase: “Papá come el pan”.
Utilizando las frases trabajadas y combinándolas de forma creativa para formar cuentos o historias, se conseguirá que el alumno elabore su propio libro personalizado de lectura.
Cuando el/la alumno/a haya adquirido un número determinado de palabras acompañadas de su artículo, antes de comenzar la fase analítica, es conveniente que aprenda a discriminar los artículos, con el fin de que el alumno/a asocie correctamente la palabra con su artículo correspondiente.
El inicio de la fase analítica debe hacerse de forma progresiva, comenzando por los sustantivos que se han trabajado con el niño/a. Si en clase se utiliza un método de lectura analítico, se ha de empezar a utilizar las palabras que en ese momento se trabajen en el aula y que contienen la sílaba por la que comienza ese método que emplee el maestro o maestra tutor. Por ejemplo, si comienzan con “p”, se utilizarán imágenes y palabras como “papi”, “pie”, “pío”... que empiezan por “p”.
¿Cómo iniciar el aprendizaje de la escritura?
El inicio de la escritura no tiene por que ser simultáneo al aprendizaje de la lectura. El proceso de adquisición de esta habilidad es más complejo  y debe tener en cuenta las habilidades grafomotrices del niño o la niña. Para iniciarlo, sólo se necesita que el alumno/a sostenga adecuadamente el rotulador, que se le ofrece como primer instrumento de escritura, pues no
necesita presionar demasiado para su primer trazo. El alumno dirige su mirada hacia la mano, tiene coordinación óculo-manual y realiza trazos verticales y horizontales.
Como en todo lo que se enseña y aprende, se ha de partir de la motivación para escribir y no dejar que la actividad se vuelva repetitiva, valorando en todo momento su iniciativa para hacerlo.
A la hora de iniciar el aprendizaje de la escritura se procurará fomentar ante todo la comunicación con los demás. ¿Qué se escribe primero? Su nombre, ya identificado y leído puede escribirlo, resultándole más motivador. Ha terminado su ficha de trabajo y tiene que comunicarle a los demás que lo ha realizado él.
Se puede continuar con su contexto más cercano (mamá/papá), valorando su trazo libre para reproducir lo que ya lee. En la escritura el proceso lo determina cada alumno/a: no todos tienen el mismo ritmo en la adquisición de la escritura. Cuando se ha iniciado la actividad de escribir debe tener una continuidad, hemos partido de lo conocido a lo desconocido, cada día los alumnos deben de descubrir la utilidad de lo aprendido.
¿Cómo iniciar el aprendizaje del cálculo?
Numeración
El objetivo inicial debe ser que el alumno reconozca los números naturales hasta el 9 y que sea capaz de realizar distintas operaciones con ellos. Con el alumno con síndrome de Down se debe proceder de forma similar a la que se utiliza con el resto del alumnado; tan sólo se tendrán que conocer aquellas habilidades de nuestro alumno/a que favorecen el aprendizaje de la numeración.
Para iniciar el proceso, se partirá de aquello que se puede contar. El alumno/a tiene experiencia sobre todo lo que toca, lo que manipula y, por esta razón, conoce. En definitiva, se ha de partir de todo lo que se puede contar. Las matemáticas se aprenden con una experiencia directa sobre los objetos y sobre el espacio.
El alumno o la alumna se verá favorecidoen este aprendizaje si se utiliza la diferenciación visual existente entre estos dos conceptos. Esto se explica oralmente, como lo se hace otras veces con todo el grupo-clase, haciendo partícipe al alumno con síndrome de Down que puede ser el
encargado del grupo en tener el objeto 1.
A lo largo de este proceso, se utilizarán elementos comparativos de uno- muchos, dos-muchos, uno-dos, tres- muchos, sin olvidar que se ha de contar con la participación del alumno en la dinámica del grupo-clase, siempre que se busque para él la actividad en la que tendrá éxito. Su aprendizaje se producirá, aunque tardará más tiempo que el resto de sus compañeros.
Usando una representación visual de cada número, se inicia el aprendizaje de los restantes dígitos: uno, dos... siempre asociados a una cantidad. Se recordará la necesidad de partir de la experiencia de todo aquello que se pueda contar. Es importante utilizar instrucciones cortas y precisas en el trabajo con las cantidades: “dame uno”, “toma dos”.
Las actividades que se programen en clase deben de realizarse en un primer momento con un modelo, ya que el aprendizaje por imitación es una estrategia muy adecuada en niños y niñas con síndrome de Down. Posteriormente, estos modelos se retiran para que sea el propio alumno/a quien realice la actividad de forma autónoma.
Paralelamente, tal y como se hace con el resto del alumnado, se trabaja con los conceptos básicos matemáticos: mayor y menor; anterior y posterior; orden ascendente y descendente…., teniendo en cuenta que para este alumnado ya se haya iniciado el aprendizaje de los primeros números naturales: 1, 2, 3...
Tan aconsejable como todo lo anterior es que cuando el alumno/a conozca que el último número que se dice engloba o cuantifica a todos los elementos de ese conjunto, se inicie el concepto de suma.
Operaciones básicas
El proceso de adquisición de las operaciones básicas es sencillo, si se parte de lo que nuestro alumno conoce. La fase manipulativa es el comienzo de un aprendizaje funcional, práctico y aplicado. La siguiente fase, de representación gráfica, se realiza con la ayuda de imágenes cercanas, de su entorno, y de situaciones en las que se utiliza la expresión “juntar” para acercarle a la suma.
Cuando el alumno/a haya aprendido a escribir y colocar el número correctamente para realizar la operación de suma y conozca el cardinal de cada cifra, la suma se ini- ciará con la manipulación de cantidades equivalentes de objetos o utilizando los dedos de las manos como suele hacer cualquier
niño/a. Esta iniciativa corresponde al propio alumno/a que en función de sus destrezas motrices recurrirá o no al empleo de sus dedos.
Posteriormente se pasa a un grado mayor de abstracción, trabajando
con el número mayor en la cabeza, en sentido figurado, y el otro con los dedos.
Los inicios en la resta deben de partir del concepto como tal, pero aunando esfuerzos y empleando siempre el mismo apoyo verbal, que más tarde ahorrará tiempo con las restas llevadas, “desde hasta  “. Se le pide al niño/a, por ejemplo, que se sitúe en un piso para subir aotro ¿cuánto falta para llegar?.
En operaciones con decenas “llevadas” se necesitan unos pasos previos que se introducirán poco a poco, como se hace con el resto del alumnado: saber el lugar que ocupan las decenas y las unidades (no así la descomposición, cuyo concepto se irá reforzando posteriormente). El alumno/a debe conocer el lugar que ocupará la decena que “nos llevamos”. El uso de los dedos favorece el cálculo.
En multiplicación y división, como en el resto de las operaciones, el alumno/a debe asimilar el concepto de forma manipulativa. Podemos partir de que la multiplicación es la suma repetida del mismo número, siempre utilizando definiciones claras y cercanas, sugiriendo preguntas como: ¿se repite el mismo número? ¿Cuántas veces se repite? ¿Qué número se repite? ¿Qué operación podemos aplicar? Se puede pedirla memorización de las tablas, sobre todo de aquellas cuya funcionalidad es mayor; tabla del 2 y 3 (conceptos de doble y triple) y la del 5 para el uso de las monedas.
Para comprender la multiplicación se partirá de situaciones de la vida cotidiana en las que se dé el uso de la multiplicación como la operación más adecuada y se utilizaránsiempre instrucciones muy cortas que le hagan recordar el concepto de la multiplicación.
La división se aprenderá desde la idea de reparto en partes iguales o desde la ideade cuantas veces un número está dentro de otro. La división es un proceso en el quese hacen agrupaciones iguales, atendiendo a preguntas cortas, tales como:
¿Cuántos elementos tienes?; Repártelos en partes iguales; ¿Todos los grupos que has formado son iguales?; ¿Cuántos grupos hay?; ¿Cuántos hay en cada grupo?;
¿Te ha sobrado algún elemento?.
El aprendizaje de la división también requiere la manipulación de objetos, partiendo de cantidades pequeñas que los niños y niñas puedan repartir de forma manipulativa.
Resolución de problemas.
El aprendizaje de la resolución de problemas se inicia de forma simultánea al aprendizaje de las operaciones básicas, ya que mediante la manipulación se le ha pedido que agrupe y reagrupe objetos, planteando sencillos interrogantes. Problemas cotidianos enunciados oralmente para enmarcar las operaciones trabajadas. Ahora se ha de pasar al papel, atendiendo a una lectura del enunciado del problema, redactado en lenguaje claro, cercano y con frases muy cortas. A continuación del enunciado el
niño/a lee la pregunta del problema, la subraya y la verbaliza, respondiendo a la pregunta
¿qué tengo que averiguar? La búsqueda de los datos que le hacen falta para resolver la pregunta la realiza el niño/a con la formulación de preguntas sencillas ¿qué me hace falta?. Así identifica
la operación que responde a la pregunta del problema, atendiendo a palabras clave
(“en total son...”, “...quedan...”)
A modo de resumen, conviene indicar que es importante que el alumno o alumna llegue a descubrir cuándo debe utilizar las operaciones básicas y que todas las operaciones deben tener un correlato funcional en la vida diaria. El uso de la calculadorafacilita la realización de operaciones. El alumno o alumna con síndrome de Down también tiene que utilizarla.



11.- ENSEÑANZA DE LA LECTOESCRITURA EN NIÑOS CON SINDROME DOWN:
Las habilidades de lectura y escritura sirven par alas actividades de la vida diaria y para
acceder al mundo de la alfabetización. La mayoría de los niños con síndrome de Down pueden aprender a leer y escribir iniciando tempranamente. Para alcanzar este objetivo, han de recibir formación adecuada en habilidades perceptivas y manipulativas desde los primeros meses de vida. Su buena capacidad para la atención y la memoria visuales, si se les entrena adecuadamente, facilitan este tipo de aprendizaje. La primera etapa ha de iniciarse con la lectura global, enseñando palabras enteras y facilitando el desarrollo de lectura con significado.
La enseñanza de la escritura presenta dificultades específicas por las características anatómicas y funcionales de los niños con síndrome de Down. Pero pueden ser superadas si se estimula la motricidad fina y la coordinación viso-manual, y mejoran con el desarrollo. Si se enseña la lectura y escritura de un modo positivo, su uso influirá decisivamente en el modo en que los niños con síndrome de Down se interesarán y disfrutarán de estas actividades a lo largo de su vida.
El aprendizaje de la lectura y escritura debe ser una experiencia agradable para todos los niños, y de un modo especial para los que tienen dificultades de aprendizaje como sucede con los niños con síndrome de Down.
El método y el modo de enseñar son factores muy importantes para suscitar y mantener
el interés y la motivación del niño. Para conseguirlo, el niño debe comprender desde el
principio el significado de lo escrito. La lengua española tiene 5 vocales y 21 consonantes. Las  vocales se pronuncian siempre del mismo modo, salvo muy poquitas excepciones con las letra i y e. Por eso la llamada lectura silábica es relativamente fácil de aprender y así se enseña con frecuencia. Sin embargo, conlleva el peligro de que el niño haga una lectura mecánica, sin comprensión de lo leído. Esto se da muy frecuentemente con los niños que tienen algún grado de discapacidad intelectual.
El método que presentamos está basado en las aportaciones de María Victoria Troncoso y Mº Mercedes del Cerro (Síndrome Down:Lectura y escritura.Edit.Masson).
Tiene como objetivo fundamental que el niño haga una lectura atenta, comprensiva, fluida, e inteligente desde el principio y a lo largo de todo el proceso. Proponemos que en cada una de las tres etapas que describimos, el alumno:
1. Disfrute leyendo
2. Desarrolle sus capacidades de reflexión, comprensión y expresión.
3. Haga uso funcional, práctico y lúdico de lo aprendido.
En la primera etapa que denominamos de reconocimiento global de las palabras, se
tiene en cuenta la especial atención, percepción y memoria visual de los niños con síndrome de Down. Se preparan diversos materiales de trabajo, como tarjetas, cartulinas, papel, en los que se escriben los nombres del propio niño y de los miembros de su familia. Posteriormente se amplía a nombres de diversos objetos muy familiares para el niño. Con variados juegos de asociación y clasificación, el niño aprende a “leer”, o recordar fotográficamente decenas de palabras. Se preparan después pequeños libritos de frases cortas con esas palabras.
La segunda etapa o conocimiento de las sílabas, se inicia cuando el niño reconoce
unas 50 palabras escritas y empieza a distinguir las sílabas. Utilizando las palabras que ya conoce, se preparan tarjetas en las que se escriben las sílabas de cada una de esas palabras, de modo que al poner cada sílaba, aprende a pronunciarla; y, al verlas unidas, lee la palabra con fluidez, sin titubeos, sin interrupciones, y comprendiendo lo que expresa.
Poco a poco se le enseñan todas las combinaciones silábicas posibles, siempre asociadas a palabras que pueda leer y comprender su significado.
En la tercera etapa, llamada de progreso lector, el objetivo es la generalización de
cuanto ha aprendido. Lo cual quiere decir que el niño aprende a leer y a disfrutar cualquier texto que se le presente, teniendo en cuenta que la extensión del mismo, el contenido del mensaje y el tamaño y la forma de las letras estén adaptados a sus capacidades y conocimientos.
Simultáneamente, desde el principio el niño realiza diversos ejercicios gráficos, que son
preparatorios de la escritura. A lo largo de otras tres etapas, el niño va controlando sus
movimientos, respetando los límites, aprendiendo los trazos y siguiendo las direccione adecuadas. Por regla general, en la tercera etapa de la lectura, la del progreso lector, el niño ha empezado a trazar letras y a unirlas formando palabras, iniciando la escritura propiamente dicha, aprendiendo a escribir en primer lugar su propio nombre.
Poco a poco, escribe palabras que sabe leer. Al principio haciendo copia, y paulatinamente, evocando mentalmente las sílabas que necesita para formar las palabras. Finalmente, aprende a escribir sus datos personales, sus sentimientos, sus ideas y resúmenes de lo que ve, oye o lee.
Lectura y escritura se consolidan y mejoran durante las etapas de la adolescencia y juventud, proporcionando a las personas con síndrome de Down una mayor integración social y cultural, un alto grado de calidad en sus vidas personales. Su capacidad comunicativa mejora espectacularmente.
Este método es fruto del trabajo iniciado en 1970 con niños con discapacidad intelectual y con niños con dificultades específicas de aprendizaje de la lectura. Posteriormente, a partir de 1980, se inició su aplicación a alumnos con síndrome de Down que habían sido sometidos desde su nacimiento a programas de Atención Temprana, adaptándolo lógicamente a sus características.
Planteamientos básicos:
La lectura consiste fundamentalmente en “acceder” a un mensaje escrito, comprendiéndolo, sin que sea necesario pronunciar oralmente sílabas y palabras. Escribir es plasmar, por medio de un código gráfico, los mensajes propios que se quiere comunicar. Lectura y escritura implican comprender y recrear significados a través de un código escrito. Lectura y escritura, ambas, son lenguaje escrito pero se desarrollan de un modo distinto, tanto en su programación cerebral como en su ejecución. Esto, que es cierto siempre, es más palpable en el niño con síndrome de Down.
Objetivo General:
Conseguir que el alumno con síndrome de Down adquiriera una lectura comprensiva y una escritura suficientes para manejarse de un modo funcional y práctico en la vida ordinaria.
En un orden de creciente dificultad, planteamos los siguientes objetivos de lectura:
1. Que el niño con síndrome de Down adquieran el nivel de lectura que lepermita su uso funcional, práctico, en las actividades diarias, como puede ser entenderletreros (salida – entrada, empujar – tirar, hombres – mujeres, menús de restaurantes ycafeterías, leer listados varios, avisos, etc.).
2. El segundo objetivo es que lean en sus momentos de ocio, como entretenimiento. Además de consultar la cartelera de espectáculos y programas de televisión, que lean con interés los comentarios deportivos, las noticias de actualidad, los comentarios de cine y otrosartículos. También se incluye la lectura de algunos libros sencillos que sean de su interés particular.
3. El tercer nivel supone que la persona con síndrome de Down puedan estudiar por sí
mismas, extrayendo las ideas fundamentales de un texto y aprendiéndolas. El objetivo esque conozcan y aprendan por sí mismas, solas, temas variados de carácter cultural, o de las áreas  impartidas en la escuela.
4. En el nivel cuarto se consigue que se deleiten con libros de historias más complejas y conla buena literatura, llegando a valorar la poesía y las bellas formas literarias. Al mismotiempo se consigue que ellos mismos se expresen con mayor riqueza y creatividad.
5. El último objetivo, que siempre se tiene en cuenta y se trabaja en cada etapa, es que las personas incrementen sus capacidades intelectuales por el uso de la lectura.
En cuanto a la escritura, los niveles a alcanzar son:
1. Que el alumno sea capaz de escribir su nombre y apellido.
2. Que el alumno escriba pequeños listados (nombres de familiares, lista de la compra, regalos que desea en su cumpleaños, lista de discos o de libros que posee, direcciones o
números de teléfono de sus amigos).
3. El alumno tiene que ser capaz de escribir pequeños mensajes que recibe oralmente de
otras personas o que él mismo quiere transmitir.
4. En este cuarto nivel el alumno debe empezar a escribir cartas y pequeños resúmenes de sus lecturas, de las películas que ve, de las experiencias que vive. También debe realizar controles escritos en su trabajo en la escuela.
5. El progreso en la escritura implica que el alumno “elabora” sus propios escritos, siendo capaz de hacer redacciones e incluso pequeños “ensayos”, o un diario, con sus reflexiones sobre los temas fundamentales de la vida humana: felicidad, dolor, amistad, etc.

Durante todo el proceso –iniciación, aprendizaje, progreso lector– lo prioritario y fundamental es que el alumno comprenda lo que lee, lo haga con fluidez, esté motivado, y mantenga su interés
por la lectura. Para conseguir esta comprensión, fluidez y motivación, el programa se realiza de un modo individual y personal. El adulto –maestro, familiar– trabaja con un solo alumno en cada sesión, adaptando las actividades y materiales al niño concreto que tiene ante él.
El profesor elige los objetivos, elabora los materiales y ejecuta las actividades de un modo sistemático y estructurado.
Como sucede siempre que se trabaja con alumnos que tienen discapacidad intelectual, es preciso que cada adquisición quede consolidada y el alumno sea capaz de transferir y
generalizar lo aprendido a otros contextos. En el caso del aprendizaje de la lectura y escritura sucede lo mismo.
Antes de empezar con el método de lectura propiamente dicho, es conveniente que el niño hayaparticipado en un programa de aprendizaje perceptivo-discrimiantivo, como se explicadetalladamente en el método de lectura alrededor de los 4 años de edad, y así el progreso será
mayor. No es un inconveniente que el niño no haya comenzado a hablar, pero es requisitoque el niño sepa que las personas, los animales, las cosas y las acciones tienen un nombre.
Así, por ejemplo, al oír el niño la palabra “pelota” sabe a qué objeto nos referimos y, aunque nola pronuncie, la localiza y la evoca. De la misma manera, cuando se le presenta escrita la palabra“pelota”, después de algunas sesiones en las que el profesor ha leído y dicho el nombre escrito “pelota”, el niño la recuerda y la evoca, comprendiendo que esa información visual escrita corresponde al objeto conocido por él llamado “pelota”.
El proceso es semejante al del lenguaje oral en virtud del cual el niño va comprendiendo los nombres de las cosas y de las acciones, asociándolas conforme los adultos van nombrándolas.
La entrada sensorial es global en ambos casos.
Las ventajas de la presentación gráfica de la palabra escrita en una ficha de madera o de
cartulina (a la que siempre se acompaña la información oral) frente a la presentación verbal son dos: por un lado el estímulo es doble porque entra por la vía visual y la vía auditiva; y por otro, la palabra escrita permanece ante la vista todo el tiempo que sea preciso, por lo que es más fácil fijarla en la memoria. En resumen, el alumno percibe globalmente, cree en la información que recibe, y la acepta. Después pone en marcha su memoria y retiene “cerebralmente” dicha información. No importa que aún no tenga capacidad de decir o nombrar lo que ve. Es suficiente que sea capaz de señalar o de seleccionar. Las palabras que se le proponen para “leer” son las que el niño conoce en su vida real.
En poco tiempo se empieza a construir frases sencillas con esas palabras para iniciar el
desarrollo de la fluidez lectora. En ocasiones, la fluidez es sólo cerebral porque el niño no puede hablar. En otros casos, el niño “lee” oralmente aunque lo haga con dificultades de articulación y con omisión de elementos. Siempre es posible que el niño componga de un modo manipulativo las frases “dictadas” por el profesor, eligiendo las palabras que necesita para formar la frase, palabras que están escritas en las maderitas o cartulinas y que previamente le ha entregado el adulto de manera desordenada.
El progreso se realiza poco a poco. El niño mejora sus capacidades perceptivo-discriminativas y empieza a distinguir los elementos silábicos de las palabras. Se inicia el trabajo de conocimiento de las sílabas con sumo cuidado para que el alumno no pierda la comprensión, la fluidez y la motivación. Damos mucha importancia a esta etapa e insistimos en la necesidad de que el niño mantenga la lectura global aunque empiece a reconocer las sílabas. Es preciso olvidarse de la mal llamada “lectura silábica” porque desfigura el concepto de leer destacado al
principio. El énfasis se mantiene en la comprensión y en la fluidez. Para lograrlo se trabajan las sílabas poco a poco, eligiendo las que ha visto muchas veces formando parte de las palabras que “lee” y se sabe “de memoria”. Se mantiene la lectura global de palabras y frases hasta que el niño haya aprendido las combinaciones silábicas. Es preciso impedir que el niño se atasque ante la dificultad de las sílabas, perdiendo la compresión de lo leído.
Durante la etapa del progreso lector, se realizan muchos de los ejercicios y actividades habituales para los alumnos que no tienen dificultades, pero es preciso seleccionarlos y
adaptarlos en función de las necesidades de cada alumno con síndrome de Down y de los objetivos elegidos. También se utilizan los libros de iniciación de lectura de uso común, eligiéndolos cuidadosamente tanto por su contenido como por la forma en que se presentan los textos escritos, e incluso por las ilustraciones que les acompañan.
El tiempo diario dedicado a la enseñanza de lectura y escritura no es muy largo. Inicialmente basta de 5 a 10 minutos que se incorporan fácilmente en las sesiones de atención temprana.
Poco a poco se incrementa el tiempo, porque hay más recursos para variar las actividades y los materiales, evitando siempre el cansancio y el aburrimiento. El material se prepara y adapta a cada alumno en las fases iniciales, personalizándolo al máximo. Poco a poco, cuando lee muchas palabras o se inicia en el conocimiento de las sílabas se eligen y adaptan los materiales y los libros que se venden. Siempre es preciso seleccionarlos cuidadosamente para que el alumno progrese y disfrute de la lectura, combinando el respeto a sus propios intereses y aficiones, con la conveniencia de ampliar su abanico de lecturas enriquecedoras bajo cualquiera de sus aspectos.
Autor: Marcos Cotaina.
Especialista en Pedag. Terapéutica.

























PARTE PRACTICA:











Método de aprendizaje perceptivo-discriminativo:
1.-Actividades de Asociación o de Emparejamiento:
El niño debe percibir y discriminar visual y cerebralmente objetos y dibujos, entendiendo que debe ponerlos juntos porque son iguales.
Por ejemplo:
-Juegos de lotería y memory.
-Actividades de asociación con lápiz y papel.
-Asociación de volúmenes geométricos con los huecos que les corresponden.
-Asociación de dibujos iguales.
-Asociación de objetos con su foto correspondiente.
-Asociación de personas, animales, objetos y acciones diferentes que tiene alguna relación entre sí.
-Asociación de números, letras, formas…
2.-Actividades de Selección:
El niño elige, cogiendo, tachando, señalando…el objeto o dibujo.
Por ejemplo:
-Actividades de “dame el circulo rojo y grande”.
-Actividades de eligir objetos que se parecen por la forma: pelota-globo;libro-cuaderno…
3.-Actividades de Clasificación:
Actividades de agrupamiento de varios objetos pertenecientes a una misma categoría.
Por ejemplo:
-Actividades de clasificar animales de medios de transporte.
-Actividades de clasificar objetos según el color.
-Actividades de clasificar objetos según su tamaño.
4.-Actividades de denominación:
El alumno nombra los objetos así como sus propiedades, cualidades y posiciones espaciales.
Materiales:
De uso común: calcetines, zapatos, botes, botones…
Juegos educativos comerciales (juegos de loto, de memory de madera, de aros..)
-Lotos.
-Puzzles.
-Láminas preparadas y adaptadas para el aprendizaje perceptivo-discriminativo.
Por ejemplo.”Emparaje los animales que sean iguales”.
                                                  
                                                          
                                                          
                                                  

Una vez hemos presentado actividades perceptivo discriminatorias (alrededor de los 4 años), abordamos el tema de la lectoescritura:
LECTURA
1ª Etapa: Percepción global y Reconocimiento de palabras escritas.
Objetivos:
·         Reconocer su propio nombre.
·         Reconocer y comprender el significado de 15 a 20 palabras escritas formadas por dos sílabas directas.
·         Aumentar el vocabulario.
Material básico: tarjetas-foto, lotos de palabras, lotos de dibujos,, tarjetas-dibujo, libros personales, fichas papel con frases, tarjetero, fotos, etc.
Por ejemplo: Listado de palabra que debe asociar.
Luis                                 el sol
Papá                                Luis.
El sol                              Papá

La taza                           La taza.

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