viernes, 31 de mayo de 2019

TDHA Y MEJORA DE SU COMPORTAMIENTO



  Favorecer una acción coherente y coordinada con todo el equipo docente.

  Establecer un ambiente organizado, con normas y reglas claras.




  Fomentar un mayor autocontrol por parte del alumno o alumna, de forma que le hagamos saber cuándo no está respetando las normas, antes de que los conflictos sean difíciles de controlar.

  Determinar de forma consensuada con todo el equipo docente las consecuencias del incumplimiento de las normas.

  Establecer consecuencias naturales. Ejemplo, si cuando salen de clase él o ella siempre quiere ser el primero y para ello se lleva por delante a quien encuentre, la próxima vez tendrá que salir al final para no tropezarse y practicar después hacerlo de forma ordenada.

  Dar indicaciones cortas, claras y concretas.

  Utilizar un tono firme, emocionalmente neutro y meramente informativo.

  Formular las normas en positivo (caminar poco, hablar bajito…), para enseñar conductas adecuadas.

Uso de estrategias básicas para el control del comportamiento:
  Recodar brevemente y con frecuencia las normas sociales de comportamiento: no masticar chicle, pedir permiso para hablar, etc.

  Pedir al alumno o alumna que explique las normas correctas de situaciones concretas que pueden ser problemáticas, por ejemplo las normas establecidas para el recreo.

  Uso de valoraciones positivas concretas, evitando las frases hechas, tales como «eres buen chico».

  Utilizar el sistema de puntos o economía de fichas para premiar comportamientos adecuados que deben ser acordados entre el profesor o profesora y el alumno o alumna. Para conductas socialmente negativas aplicar técnicas como coste de respuesta o tiempo fuera. ® 




  Para generalizar los cambios conductuales conviene mantener una comunicación continua entre todos los componentes del equipo educativo, de forma que todo el profesorado utilice las mismas técnicas y estrategias.

  Ignorar comportamientos desajustados. Esta técnica no se aplica cuando la conducta pueda suponer un peligro para quienes le rodeen.

  Reforzar comportamientos adecuados, aunque sean poco impor- tantes. Alabar y prestar atención cuando el niño o niña haga lo que se espera de él como atender, estarse quieto, etc.

  Utilizar la sobrecorrección, es decir, la práctica de la conducta adecuada.

  Utilizar la negociación a través de contratos. Consiste en establecer una negociación, un contrato por escrito, entre el profesor y el alumno. En este contrato se especifica claramente qué es lo que se espera del niño (en el plano académico y conductual) a medio y lar- go plazo, y qué ocurrirá si logra llevarlo a cabo o no. Por ejemplo, al comenzar la etapa escolar, el contrato puede establecer que el niño debe aprobar la asignatura de matemáticas al final del trimestre. Si lo logra, podrá sumarse al grupo de teatro del colegio.

  Ayudarle a analizar las consecuencias de sus acciones.

  Utilizar el aislamiento o tiempo-fuera.

  Potenciar la participación y responsabilidad a través de experiencias en el aula. Se puede comenzar con tareas sencillas para dar mayores responsabilidades después. Así por ejemplo, tareas como borrar la pizarra, recoger los cuadernos, etc.

  Mantener un estilo positivo de interacción. Cuando se aplica un castigo será conveniente, después de haberlo cumplido, darle otra




oportunidad para que lo pueda conseguir, procurar que tenga éxito y valorarle por ello.

  Evitar que el estudiante viva la clase con tensiones y ofrecerle apoyo y afecto. Procurar no avergonzarle ni ponerle en evidencia a causa de sus dificultades.

  Supervisar constantemente para anticipar y prevenir situaciones y generar en el alumnado mayor seguridad y autocontrol.

  Ayudarle a utilizar auto-instrucciones.

  Realizar tutorías individualizadas, de forma que el tutor o tutora facilite un espacio de comunicación positiva individualizada con el alumno o alumna, que permita encauzar alguna conducta determinada, expresar sensaciones y sentimientos cuando sea preciso.

  Reflexionar y analizar sobre la conducta desajustada y sugerir comportamientos alternativos.

Es muy importante concienciarnos de que estas herramientas no funcionan cuando se consideran opciones aisladas para utiliza de vez en cuando. Al contrario, su eficacia va directamente ligada a la consistencia y coherencia en su aplicación, es decir, deben constituir la manera habitual de proceder de todo el equipo educativo, y en todas las situaciones y contextos.



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