Cómo actúan los medicamentos para el TDAH?
Los síntomas en el TDAH están causados por un defecto en unas sustancias químicas llamadas neurotransmisores, concretamente la dopamina y la noradrenalina. Estos mensajeros químicos son esenciales para que los circuitos cerebrales encargados de mantener la atención, organizar, planificar las acciones y controlar los impulsos, funcionen correctamente.
Esquemáticamente, puede decirse que los medicamentos para el TDAH, lo que hacen es aumentar la dopamina y la noradrenalina cerebral necesarias para un correcto funcionamiento de las áreas cerebrales implicadas en el TDAH, permitiéndole al niño utilizar sus facultades naturales para focalizar la atención, mantener la concentración aunque la tarea resulte tediosa, pensar antes de actuar, escuchar, atender y aprender.
¿Qué tipos de medicamentos existen para tratar el TDAH?
Básicamente existen dos grandes tipos de medicación para el TDAH en niños. Se trata principalmente de los fármacos estimulantes (se considera que actúan sobre la dopamina cerebral), y los fármacos no estimulantes (se considera que actúan sobre la noradrenalina), en aquellas zonas del cerebro que funcionan por debajo de lo normal en los niños con TDAH (área prefrontal).
¿Las dosis de los medicamentos para el TDAH son las mismas para todos los niños?
El tratamiento farmacológico en el TDAH, no solo debe individualizarse y adaptarse a las características únicas e irrepetibles de cada niño o adolescente que lo recibe, sino que además debe revisarse periódicamente y adaptarse a los cambios que se producen en las diferentes etapas evolutivas de la vida.
La dosis de medicamentos para el TDAH se calcula de forma diferente en función del tipo de fármacoque se seleccione, pero por lo general:
- en función del peso del niño, (hay que tener también en cuenta que la velocidad de metabolización varía enormemente de un niño a otro y no necesariamente es directamente proporcional a su peso).
- en función de la eficacia obtenida y la tolerancia; procurando siempre mantener un balance positivo a favor de los beneficios terapéuticos obtenidos sobre los efectos secundarios presentados.
Y puesto que la mayoría de los efectos secundarios aparecen al inicio del tratamiento o al aumentar las dosis, siempre insistimos en que el tratamiento farmacológico para el TDAH se tiene que comenzar de forma gradual, tomándose con calma el proceso de ajuste de las dosis y su distribución a lo largo del día; y siempre desde una actitud de escucha atenta de padres, profesores y el propio niño cuando esto sea posible.
¿A qué debo estar atento cuando mi hijo comience a tomar la medicación para el TDAH?
Por norma general, cuando se indica por primera vez un fármaco en pediatría, es importante que los padres estén atentos a cualquier tipo de cambio experimentado por sus hijos en relación al inicio del mismo (bien sean cambios positivos o negativos), y que exista una comunicación fluida con el médico que lo prescribe. En este sentido, la información detallada por parte del especialista acerca de las ventajas e inconvenientes de estos fármacos, de los eventuales efectos secundarios que pueden aparecer durante el tratamiento, y de cómo actuar ante los mismos, resulta de fundamental importancia para tranquilizar a la familia y que el tratamiento pueda realizarse correctamente.
Por ejemplo, en el caso de los medicamentos para el TDAH, la disminución del apetito suele ser un efecto secundario frecuente y que aparece de forma prácticamente constante al inicio del mismo. Y aunque suele preocupar mucho a los padres, en la mayoría de los niños no suele ser un problema grave si se administran las tomas preferentemente después de las comidas, se realizan unos controles clínicos regulares y se siguen una serie de recomendaciones nutricionales por parte del especialista.
Otro efecto al inicio del tratamiento puede ser la dificultad para conciliar el sueño nocturno. No obstante acostumbra a ser un efecto transitorio que se suele controlar en la mayoría de los casos poniendo en práctica unas pautas de conducta y estableciendo unas rutinas de sueño específicas.
En algunos niños también puede observarse cierto nerviosismo, irritabilidad o labilidad emocional. Estos síntomas suelen ser transitorios y se pueden minimizar con un escalado lento de las dosis. La persistencia de dichos efectos o una elevada intensidad de los mismos nos deben hacer replantear el diagnóstico y descartar la presencia de otros trastornos.
Ahora bien, es muy importante ser conscientes de que por lo general los efectos de la medicación para TDAH en niños, no se hacen notar hasta pasados unos 20 a 45 minutos (siendo este tiempo variable en función de la persona), y que no desaparecen hasta pasadas unas horas (4,8 o 12 horas dependiendo del fármaco y de las diferentes presentaciones que estemos utilizando). Esto quiere decir que si se administra un medicamento cuya duración es de 4 horas a las 8 de la mañana, y el comportamiento del niño es desastroso a las 2 de la tarde, esto no significa que el tratamiento haya fracasado, sino que el medicamento para el TDAH no estaba activo en el organismo del niño cuando aparecieron las conductas problemáticas.
En todos estos casos (o siempre que su hijo manifieste algún efecto secundario que le llame la atención o que le preocupe), no dude en comunicárselo inmediatamente a su médico tratante, para que este pueda tomar las medidas que considere oportunas, bien sea cambiando de medicamento o ajustando la pauta farmacológica, para que esta tenga una “mayor cobertura” a lo largo del día.
¿Cómo sabré si a mi hijo le da buen resultado la medicación para el TDAH?
Hemos de tener en cuenta que cuando probamos uno de los medicamentos para el TDAH por primera vez, hemos de dejar cierto margen de tiempo para que sus efectos se puedan poner de manifiesto; puesto que es evidente que la conducta del niño no mejorará de la noche a la mañana. Y una de las principales causas del fracaso del tratamiento farmacológico para el TDAH es interpretar erróneamente qué es lo que pretendemos tratar con el mismo. Por este motivo debemos tener siempre presente que los medicamentos para el TDAH permiten tratar solamente los síntomas nucleares de dicho trastorno (inatención, hiperactividad e impulsividad), y que no tienen efecto sobre otros trastornos que con frecuencia le acompañan (por ejemplo no actúan sobre las actitudes hostiles propias del trastorno oposicionista desafiante, o sobre los trastornos de ansiedad o los problemas de lectura de los niños TDAH que además son disléxicos). Por tanto, cuando no se consiguen efectos positivos directos sobre los trastornos comórbidos que acompañan al TDAH, no se trata de un fallo terapéutico sino de las expectativas.
Si por el contrario y después de un tiempo después de haber introducido la medicación, los padres observan que el niño se centra en la tarea, atiende en clase y mejora el rendimiento académico, se autocontrola mejor y alborota menos, y es capáz de escuchar, seguir las instrucciones que se le dan y terminar las tareas que se le encomiendan; esto quiere decir que el fármaco está haciendo lo que tiene que hacer.
¿Los medicamentos para el déficit de atención son los mismos que los medicamentos para la hiperactividad?
El tratamiento farmacológico para el TDAH de subtipo inatento es el mismo que el utilizado en el TDAH de subtipo hiperactivo/impulsivo, y resulta igual de eficaz en ambos tipos de TDAH. Esto es así porque la inatención y la hiperactividad e impulsividad son las “dos caras de una misma moneda”, es decir, son dos síntomas diferentes que obedecen a un mismo trastorno.
¿Es recomendable hacer “descansos” de la medicación los fines de semana o en vacaciones?
El TDAH es un trastorno médico que afecta a las personas que lo padecen los 365 días del año; comprometiendo no sólo su desempeño escolar y autoestima, sino también su vida familiar y social.
Las repetidas retiradas del tratamiento cuando existe una respuesta positiva a la medicación, se ha visto que no tienen sentido porque no solamente privan al niño de un tratamiento seguro, eficaz y carente de toxicidad por un uso prolongado; sino que además dichas retiradas constantes ayudan a cronificar los efectos secundarios (porque el niño nunca termina de adaptarse a la medicación), y la eficacia farmacológica a largo plazo es ostensiblemente menor en comparación con los niños que han recibido la medicación sin interrupciones ni descansos vacacionales.
Por este motivo, actualmente existe consenso entre los expertos en TDAH, de solamente suspender la medicación de forma controlada cuando queramos estar seguros de que el niño la continúa necesitando y bajo la supervisión del médico tratante.
¿Cuánto tiempo deben recibir medicación para el TDAH los niños?
El tratamiento farmacológico en el TDAH suele ser largo y debe administrarse hasta que el niño lo necesite. En muchas ocasiones se mantiene hasta la adolescencia ó incluso más allá de esta; por lo que cada caso individual debe revisarse periódicamente. En este sentido, resulta de fundamental importancia la realización de controles clínicos periódicos que le permitan al médico especialista vigilar la evolución del niño y monitorizar la aparición de eventuales efectos secundarios; ajustando y adaptando la pauta farmacológica a las necesidades propias de las diferentes etapas evolutivas de la vida.
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