Con respecto a los síntomas de hiperactividad motora, pueden o no estar presentes, pero en caso de estarlo, son fácilmente detectados por el entorno del niño y favorecen la exploración clínica del problema.
El TADH es un diagnóstico clínico. No hay pruebas específicas
para el TDAH. Los tests neuropsicológicos son útiles para evaluar déficits
específicos sugeridos por la historia, el examen físico o las pruebas psicológicas
básicas, pero no son lo suficientemente útiles para hacer el diagnóstico de
rutina. Una buena realización de los tests individuales administrados no
imposibilita un diagnóstico de TDAH. El electroencefalograma (EEG) sólo estaría
indicado en presencia de signos focales o sugerencias clínicas de epilepsia o
trastornos degenerativos. Aunque algunos niños con TDAH tienen fallos de
coordinación motora, la medida de los signos neurológicos menores o finos no es
útil para el diagnóstico. No hay datos suficientes que apoyen la utilidad del
EEG computerizado (neurometría o mapeo cerebral), los potenciales evocados o la
neuroimagen, aunque en las investigaciones son prometedores.
Perfil de un
niño hiperactivo
Según
Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu
destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son
niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho
tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento
escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y
desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o
incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados,
a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con
lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto junto sus estados de
ánimos bruscos e intensos, su temperamento impulsivo y fácilmente excitable,
hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general
son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo
estén. Un niño que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego,
es normal. A estos niños lo que les ocurre es que no se están quietos en clase
o en otras tareas concretas.
Los
indicadores de hiperactividad según la edad del niño
-
De 0 a 2
años: Descargas mío clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño
y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado,
resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos
auditivos e irritabilidad.
- De2 a 3
años: Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa
conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
- De4 a 5
años: Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el
seguimiento de normas.
- A partir de 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
- De
- De
- A partir de 6 años: Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
Causas de la
hiperactividad infantil
La
hiperactividad infantil es bastante frecuente, calculándose que afecta
aproximadamente a un 3% de los niños menores de siete años y es más común en
niños que en niñas (hay 4 niños por cada niña). En el año 1914 el doctor Tredgold
argumentó que podría ser causado por una disfunción cerebral mínima, una
encefalitis letárgica en la cual queda afectada el área del comportamiento, de
ahí la consecuente hipercinesia compensatoria; explosividad en la actividad
voluntaria, impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos.
Posteriormente en el 1937 C .
Bradley descubre los efectos terapéuticos de las anfetaminas en los niños
hiperactivos. Basándose en la teoría anterior, les administraba medicaciones
estimulantes del cerebro (como la benzedrina), observándose una notable mejoría
de los síntomas.
Síntomas en
un niño hiperactivo
Los
síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención, hiperactividad e
impulsividad:
- Dificultad para resistir a la distracción.
- Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
- Dificultad para atender selectivamente.
- Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
- Actividad motora excesiva o inapropiada.
- Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
- Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
- Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
- Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se reprimen.
- Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
- Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen.
- Dificultad para resistir a la distracción.
- Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
- Dificultad para atender selectivamente.
- Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
- Actividad motora excesiva o inapropiada.
- Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
- Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
- Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
- Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se reprimen.
- Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
- Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen.
Consecuencias
en la familia con un niño hiperactivo
Los
padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro, maleducado y
gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y
rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los
padres, y algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se
detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una
cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres riñen exageradamente al
niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte
(sobretodo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya
que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, pues verá que
siempre acaban riñéndole haga lo que haga.
Tratamiento de
la hiperactividad
El tratamiento depende de cada caso individual.
El tratamiento farmacológico es a base de estimulantes para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos sicóticos.
El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez que se le aplican técnicas de modificación de conducta.
El tratamiento cognitivo o autoconstrucciones, se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados parciales y globales una vez finalizada.
El tratamiento farmacológico es a base de estimulantes para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos sicóticos.
El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez que se le aplican técnicas de modificación de conducta.
El tratamiento cognitivo o autoconstrucciones, se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados parciales y globales una vez finalizada.
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