miércoles, 27 de abril de 2016

EL DEBATE DE LOS DEBERES

. INTRODUCCIÓN

Hace un tiempo la federación francesa de padres/madres convocó una huelga de deberes escolares por considerar que son trabajos forzosos fuera del horario lectivo, sin ninguna utilidad demostrada y que, en cambio, complican mucho su vida y la de sus hijos/as: conflictos, castigos, falta de tiempo libre…
El debate no es nuevo, ni exclusivo de Francia. Hace años que en Estados Unidos, Australia, Argentina o en el Estado Español, sin ir más lejos, se cuestiona la conveniencia de llevarse tareas escolares a casa y se investiga su eficacia en términos de rendimiento escolar o de aprendizaje. La preocupación social por el tema es cada vez mayor. Los medios de comunicación se hacen eco del creciente interés que muestran tanto madres/padres, profesoras/es como alumnas/os, e incluso dada la presión ejercida por Eva Bailén con su petición de “racionalización de los deberes” en “change.org”, hasta los partidos políticos comienzan a posicionarse y, en algunos casos, a incluir el tema en sus programas electorales. Pero ¿es posible suprimir los deberes o replantearlos completamente? Este documento reúne información de varios tipos, con la intención de profundizar en el debate sobre los deberes escolares y de aportar, más allá de los tópicos, opiniones de expertos del mundo de la educación y la pedagogía, así como conclusiones de varias investigaciones. Por otra parte, contiene un apartado específico sobre la situación legal de los deberes en diferentes países. Los deberes a debate 4 4 Entre otras, este documento pretende dar respuesta a preguntas como: ¿Deberían ser asignados en todos los cursos? ¿Quécantidad de tiempo deben consumir? ¿Quécantidad de deberes deben ser asignados? ¿Es necesaria la implicación de los padres/madres?, ¿Son beneficiosos o dañinos para los estudiantes? ¿Qué tipo de deberes?

2. OPINIÓN DE EXPERTOS
 Para empezar a hacer una reflexión sobre la necesidad de los deberes escolares, presentamos la opinión de Alfie Kohn, uno de los críticos más destacables en EEUU del sistema educativo actual. Él se pregunta por qué los deberes escolares son perjudiciales para el aprendizaje y la convivencia. Creo que el efecto más perturbador es que la falta de interés de los niños por las tareas los lleve a adoptar una actitud negativa hacia el colegio y el aprendizaje en general. Diría que las tareas son el principal y MAYOR EXTINGUIDOR DE LA CURIOSIDAD INFANTIL. Queremos niños completos, que se desarrollen social, física y artísticamente, y que tengan también tiempo para relajarse y ser niños”
 Alfie Kohn El impacto de los deberes en la vida de las familias con hijos/as escolarizados/as es, en muchos casos, el siguiente:
• una carga para las familias • un stress para los niños/as • un conflicto familiar • menos tiempo para otras actividades • menos interés por el aprendizaje Los deberes escolares a debate

Existe un mito por el cual los deberes en casa (tras largas jornadas escolares) benefician a los niños/as y aportan responsabilidad, disciplina, hábitos de estudio y más.
 Pues Alfie Kohn, autor comprometido con la renovación pedagógica, experto en el proceso de aprendizaje, tira por la borda este tipo de planteamientos y, avalado por multitud de investigaciones, concluye que “los deberes no proporcionan ningún beneficio académico para los alumnos/as de primaria y existen serias dudas sobre si son recomendables para los estudiantes de secundaria”. A pesar de esto, el sistema perpetúa los deberes sin ningún cuestionamiento de generación en generación por varios motivos: 1 Un conjunto de creencias equivocadas sobre el aprendizaje. 2 Una desconfianza hacia la infancia y la juventud. 3 Un enfoque de la educación cada vez más contaminado por la competición. 4 “El mito de los deberes:

A continuación adjuntamos las primeras y últimas páginas del libro: Perdiendo sus infancias Tras pasarse la mayor parte del día en la escuela, a los niños/as se les mandan —por norma general— tareas adicionales para realizar en casa. Un hecho muy curioso cuando te detienes a pensar sobre ello, pero no tan curioso como el hecho de que muy pocas personas se detengan a pensar sobre ello. Merece la pena
 Los deberes a debate 6 6 preguntarse no solo si existen buenas razones para apoyar la práctica casi universal de mandar deberes para casa, sino también la razón por la que esta práctica tan a menudo se considera como algo natural —incluso por un considerable número de familias y de profesorado a quienes les preocupa su repercusión en la vida de los niños/as—. El misterio aumenta cuando se constata que las extendidas creencias sobre los beneficios de los deberes —mayor rendimiento académico y promoción de valores como la autodisciplina y la responsabilidad— no vienen corroboradas por la evidencia científica disponible. Como veremos más adelante, los datos en que se apoyan dichas creencias son débiles o inexistentes, dependiendo del componente específico que se esté investigando y de la edad de los estudiantes. Pero, de nuevo, esto rara vez ha provocado una discusión seria sobre la necesidad de los deberes, ni ha calmado las exigencias de que se manden todavía más. Padres y madres hablan con frecuencia sobre los deberes de sus hijos/as, siendo uno de los primeros temas que surgen en las reuniones con los/las profesores/as, sean individuales (tutorías) o generales del aula.
 Del mismo modo, Ruth Lazarus, una trabajadora social del área de Chicago, comenta: “Los padres/madres suelen tener tal ansiedad por las consecuencias de que sus niños/as no completen sus deberes, que yo diría que es la principal fuente de estrés para la mayoría de las familias con las que trabajo, familias que tienen niños/as en edad escolar.
 Pues bien, esos importantes aprendizajes y experiencias se consiguen mejor sin necesidad de mandar deberes repetitivos. Otros padres/madres, por su parte, no necesitan que les convenzamos de que los deberes son generalmente inútiles y estresantes; necesitan que se les convenza de que hablar sobre esta evidencia es importante. Kathy Oliver, profesora de tercero de primaria en Washington, señala: Lo que he encontrado es que la mayoría de los padres/madres no quieren la pesadez de los deberes, pero tienen miedo de renunciar a ellos porque las cosas siempre han sido así. El año pasado envié en enero una encuesta para ver cuál era el sentir de los padres/madres, y de veintiséis padres, solo dos respondieron que deseaban que hubiera más deberes tales como memorizar las tablas de multiplicar o la ortografía. También tengo padres/madres qué me cuentan lo que pasa en cuarto de primaria, con dos horas de deberes todas las tardes, y cómo lo odian.
Hace poco una madre sacó a su hija del colegio y se la llevó a otro centro por esta razón. Aunque la animé a que se lo comentara al director, no lo hizo. Me dijo que muchas otras madres sentían lo mismo pero que tenían miedo de “complicarse la vida”. Katharine Samway era una de esas madres que habían aceptado Los deberes a debate 12 12 su papel “como supervisora delegada…de la escuela”. Supervisar el ritual diario de los deberes llegó a ser “del todo intolerable para su hijo y para sí misma”.
Permitió que “algunas tardes el precioso tiempo en familia y su equilibrio psíquico se erosionaran, e incluso se destruyeran” porque no “quería ser criticada por no apoyar la educación de mi hijo”. Pero al final se plantó. “He permitido demasiadas tardes que las obligaciones impuestas por el/la profesor/a reemplacen las necesidades e intereses de mi familia”.
Se vió pensando: “Tenéis a nuestros/as hijos/as durante seis horas, cinco días a la semana. ¿No podemos disponer de algo de tiempo para hacer lo que queramos con ellos/as?” Hasta que un día decidió decirle a su hijo: “No, no puedes hacer tus deberes hasta que hayamos vuelto del espectáculo/ regresado del paseo en bicicleta/acabado de jugar al fútbol/leído el libro, el capítulo o el poema”. Llegó a la convicción de que cuando las prioridades de la escuela están equivocadas, no hay que aceptarlas. La familia es lo primero. Los/as niños/as son lo primero. El verdadero aprendizaje es lo primero. Katharine Samway es profesora, a la vez que madre.
Su experiencia como madre le enseñó el lado negativo de los deberes —lo que quitan—. Su experiencia profesional le dijo que no había mucho en el lado positivo; había poco que perder poniendo el poema o incluso el paseo en bicicleta por delante de las tareas de clase. Por supuesto, por valiente que fuera su decisión, lo que comenzó a hacer era solo una medida provisional que rescataba a su propio hijo. Pero decidió publicar sus reflexiones en una publicación educativa, con la esperanza de ayudar a que sus colegas repensaran sus prácticas.

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