1.- Introducción.
El
profesor Julián Stanley de la Universidad americana Johns Hopkins (Baltimore)
afirmaba en el Congreso sobre Alta Capacidad celebrado en la Universidad de
Navarra en septiembre de 2004 “los alumnos más capaces, entrenados y educados
correctamente, son la garantía de prosperidad de un país”. Y añadía: “las
claves para atender a estas personas vienen de la flexibilidad curricular y de una
excelente articulación de actividades realizadas dentro y fuera del colegio”.
Estamos
totalmente de acuerdo con el profesor Stanley en que si bien hay muchas formas
de responder adecuadamente a las necesidades de estos alumnos, son precisamente
las adaptaciones curriculares junto con otro tipo de actividades los recursos
de que disponemos para llevar a cabo
esta atención educativa.
Las
adaptaciones curriculares, como muy bien señala Mª Victoria Reyzabal, “permiten
a corto plazo que el alumno o alumna amplíe y profundice en contenidos,
habilidades y estrategias que implican un nivel de pensamiento superior y dan
respuesta al frecuente desfase curricular que puede generarse en relación al
resto del grupo”.
En
España, al igual que en otros países desarrollados, existe una falta de
oportunidades para que los niños que lo necesiten reciban una educación
adicional. Estamos penando sin darnos cuenta el desarrollo cognitivo y el
potencial de aprendizaje de los alumnos más inteligentes.
Ocurre incluso en Estados
Unidos, país muy desarrollado, donde esta educación adicional escasamente se
cubre con estudios “on line”, con los cursos en academias de verano, con
escuelas especiales o con programas de entrada precoz a la universidad.
En
nuestro país, salvo en contadas autonomías, tampoco existen programas de
atención educativa a estos muchachos.
Sólo algunos cursos de fines de semana o las actividades organizadas por las
Asociaciones de padres con hijos superdotados. Muy poco para facilitar el
progreso educativo a una cantidad tan elevada de alumnos inteligentes
escolarizados en nuestras aulas. La tendencia a la uniformidad en los
planteamientos metodológicos y en los criterios de evaluación elimina posibles
iniciativas.
Por
otra parte, todos sabemos que el método perfecto no existe y que cada profesor
debería, de alguna manera, inventarse el suyo. Especialmente a la hora de
adaptarlo a los diferentes ritmos de aprendizaje de sus alumnos. Ritmo que en
los más inteligentes es más rápido y donde el libro de texto puede resultar
insuficiente para atender puntualmente sus necesidades educativas.
De
aquí también se deduce que todos los centros deberían disponer de los recursos
pedagógicos necesarios para responder de forma eficaz, mediante las medidas
curriculares (generalmente adaptaciones) adecuadas, a las necesidades
educativas de los más capaces. Todo ello dentro del marco normativo de la
correspondiente Comunidad Autónoma con trasferencias educativas que recogerá no
sólo el recurso de las medidas
curriculares sino también el de la flexibilización o aceleración.
En definitiva “un sistema educativo
serio y responsable no puede contentarse con el primer paso del proceso
educativo (detección y evaluación). Debería, por exigencia intrínseca del
proceso integral educativo, atender y dar respuesta práctica a las
características y necesidades educativas individuales que la detección y
evaluación han descubierto. Sería como “una traición educativa saber cómo es un
alumno y abandonarlo luego, sin ofrecerle una alternativa educativa adecuada a
sus específicas necesidades y características” (CIDE.- MEC. 2000)
Y en
este sentido se expresa muy bien el profesor Ramón Acin cuando afirma: “debemos
atender tanto a los que se descuelgan porque les aburre volver una y otra vez a
conocimientos que ya poseen como a los que no llegan a ese punto medio. Ese es
el gran fallo del sistema. Se atiende a quien no llega y se olvida quien lo
sobrevuela”.
En cualquier caso, veamos en
esta Unidad todo lo relacionado con las adaptaciones curriculares ya que como
decíamos anteriormente es el recurso más eficaz que tienen a su alcance los
profesionales de la educación para atender a los alumnos con altas capacidades.
2.-Concepto de adaptación curricular
La LOGSE (ley derogada por la
LOCE) decía en su artículo 4.1.: "se entiende por currículo el conjunto de
objetivos, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada
uno de los niveles, ciclos, etapas… que regulan la actividad docente."
En esta misma línea podríamos
definir las adaptaciones curriculares como "el conjunto de modificaciones
y/o ajustes llevados a cabo en uno o en algunos de los elementos de acceso al
currículo como:
·
Elementos
personales: intervención del profesorado, apoyos, especialistas, etc.
·
Elementos
organizativos: agrupamientos, horarios, rincones, etc.
·
Elementos
materiales: ordenadores, programas informáticos, cuadernos de entrenamiento
cognitivo, material adecuado, etc.
·
y en
los elementos curriculares básicos, como objetivos, contenidos, metodología,
actividades, evaluación… para proporcionar la respuesta educativa adecuada a un
alumno o a un grupo de ellos/as dentro de un tiempo previamente
establecido".
Una adaptación curricular puede programarse para
llevarla a cabo a lo largo de una quincena, de un trimestre o de todo un curso
Las orientaciones didácticas
del MEC señalan que "las adaptaciones curriculares son un continuo. En un
extremo estarían aquellos cambios habituales que el profesorado introduce en su
enseñanza para dar respuesta a la existencia de diferencias
individuales…(alumnos menos y más inteligentes que la media del grupo). En el
otro, las adaptaciones que se apartan significativamente del currículo
ordinario (modificaciones que afectarán a todos los elementos básicos del
mismo).
Un ejemplo de simple ampliación
o modificación (adaptaciones poco significativas) sería el siguiente: en una
programación normalizada de 4º de Primaria, alumnos/as de 10 años, un objetivo
a alcanzar por toda la clase en el área de matemáticas es " desarrollar la
capacidad para comparar fracciones con la unidad y fracciones de igual
denominador entre sí". Este mismo objetivo, ampliado para los alumnos
inteligentes, quedaría igual pero añadiendo: "estableciendo relaciones de
orden y equivalencia".
Otro ejemplo de modificación
sencilla en una clase de Lengua de 2º de ESO, 12/13 años, sería: objetivo para
toda la clase, "realizar una composición escrita interpretando el cuento
de los Tres Deseos". Y el objetivo modificado para alumnos inteligentes:
"realizar una composición escrita interpretando moralmente el cuento de
los Tres Deseos".
Las modificaciones más
profundas, más significativas, deben elaborarse y llevarse a cabo cuando un
alumno inteligente aprende con facilidad, progresa a un ritmo mucho más rápido
que el resto de sus compañeros, termina las tareas antes que ellos, utiliza
estrategias de aprendizaje menos convencionales, se aburre en clase y, en
definitiva, alcanza en menos tiempo y con mayor precisión los objetivos del
currículo o de la programación. Es entonces cuando de alguna manera, debe
adaptarse esa programación a su ritmo de aprendizaje y a su forma de aprender.
En este sentido y como norma
general podríamos señalar que en aquellos casos en los que un alumno/a destaca
claramente por sus altas capacidades, el profesorado deberá ser muy precavido a
la hora de ampliar y/o enriquecer el currículo y realizar previamente un
análisis profundo de las necesidades educativas de ese/a alumno/a así como de
las posibilidades de respuesta existentes tanto en el contexto escolar como en
el familiar. No debemos programar alegremente una serie de actividades de
enriquecimiento cuyo desarrollo puede resultar complicado por falta de
recursos, por falta de tiempo o por falta de colaboración.
3.-Ventajas de las adaptaciones curriculares.
La forma más frecuente de
realizar estas adaptaciones curriculares, tal y como venimos señalando, es
ampliando o enriqueciendo el currículo normalizado. De este modo obtenemos, al
menos, tres grandes ventajas: por un lado toda la clase puede beneficiarse de
la adaptación ya que los alumnos que terminan antes sus tareas tienen la
oportunidad de realizar también las actividades que llevan consigo las
adaptaciones. Por esta razón es siempre aconsejable realizar los primeros
ajustes pensando en el grupo. Si bien teniendo en cuenta las diferencias y las
necesidades individuales ya que el grado de consecución previsto no será el
mismo para todos. De esta forma alejamos a los más capaces del aburrimiento y
la frustración que podría conllevar una marcha lenta de la clase.
Otra ventaja es que los alumnos
muy inteligentes son atendidos en su misma clase sin necesidad de tener que
salir fuera para realizar otro tipo de actividades. Es decir, cada alumno puede
conseguir sus objetivos, aunque difieran de los del grupo, con el mayor grado
posible de participación en la dinámica general del aula.
La tercera ventaja, quizá la
más importante si tenemos en cuenta lo observado en nuestro Seminario, es que
estos muchachos no se aburren, están más motivados y su rendimiento escolar
estará más acorde con sus posibilidades. Además los padres pueden observar esta
mayor motivación y progreso de sus hijos, y por tanto, sentirse más
satisfechos.
4.-Formas de realizar la ampliación y/o enriquecimiento
Antes de
hablar de formas o modos de realizar la ampliación o el enriquecimiento
curricular, consideramos oportuno matizar el significado de estos dos términos.
Términos que, por otro parte, utilizamos con frecuencia indistintamente ya que
en el fondo son dos formas de trabajo similares e incluso complementarias.
La
ampliación se refiere, fundamentalmente, a los contenidos, sobre todo a
los contenidos conceptuales, pero sin que ello afecte significativamente a
otros elementos del currículo. En una clase de matemáticas, por ejemplo, un
profesor puede programar más ejercicios para un alumno con altas capacidades.
En una clase de lengua donde se está trabajando sobre "la Generación del
98" un profesor puede ampliar para el/la alumno/a superdotado, más
autores, más características, más obras.
El
enriquecimiento se refiere también a los contenidos, especialmente a los
procedimentales, que en algunos casos afectan sustancial y significativamente a
otros elementos básicos del currículo como objetivos, metodología o criterios
de evaluación. Un profesor en clase de matemáticas puede proponer al alumno
sobredotado distintos enfoques de un problema, o inventar nuevos problemas más
complejos y variados. Un profesor, en una clase de lengua donde se está
trabajando "la Generación del 98", puede proponer la lectura de obras
representativas y a través de ellas llegar a un mejor conocimiento de los
autores y de la época.
Hechas
estas matizaciones digamos ahora que la ampliación y/o el enriquecimiento
pueden también realizarse utilizando dos formas de trabajo: la forma vertical y
la forma horizontal.
4.1.- Dos formas de ampliación/enriquecimiento: vertical-horizontal.
Ø
La
utilización de la forma vertical es aconsejable cuando queremos ampliar,
completar o introducir nuevos contenidos en uno o en varios temas concretos de
áreas como Lenguaje, Matemáticas, Conocimiento del medio, etc. Pensamos que
está especialmente indicada para aquellas clases en las que hay matriculado
algún alumno/a talentoso que destaca en alguna de estas áreas. Por ejemplo, a
un alumno/a que lee mucho, que redacta muy bien y que presenta claras
inquietudes literarias habrá que proporcionarle lecturas adecuadas, seleccionar
sus composiciones escritas y favorecer las inquietudes hacia el área
lingüística, debatir sobre temas literarios concretos, etc.
En el área de matemáticas
también un profesor puede programar contenidos de cursos superiores para los
alumnos/as más inteligentes de su clase. Por ejemplo, si domina las 4
operaciones y realiza problemas con facilidad, el profesor puede introducir
anticipadamente las fracciones. Si domina la raíz cuadrada o la regla de tres
simple puede introducir la raíz cúbica o la regla de tres compuesta.
Ø
La
utilización de la forma horizontal es aconsejable cuando queremos tratar
los contenidos del currículo con mayor profundidad y extensión, buscando el
mayor número de interconexiones posibles, no sólo dentro de la misma
asignatura, sino también con el resto de las áreas. Es decir, cuando más que la
cantidad de información adicional lo que se busca es la conexión entre las
informaciones que tenemos a nuestro alcance.
4.2.- Un ejemplo en Matemáticas y Lenguaje.-
Veíamos al hablar del
enriquecimiento cómo un profesor de matemáticas o de lengua puede programar
actividades más complejas para los alumnos con altas capacidades. Si hemos
trabajado, por ejemplo, el sistema métrico decimal, o las fracciones o el
Teorema de Pitágoras, en cada uno de estos temas podemos programar problemas
con distinto grado de dificultad y con distintas variantes. También podemos
buscar una mayor precisión y rapidez, un razonamiento más completo, otros
enfoques o vías de solución, etc.
En el área de lenguaje, por
ejemplo en una clase de 3º de ESO, se ha trabajado a lo largo de varias
sesiones, la novela picaresca "El Lazarillo de Tormes" y todos los
alumnos han leído el libro que además se ha comentado y analizado desde
distintos puntos de vista. El profesor les propone que realicen una composición
escrita resumiendo lo más importante de la obra. A los más inteligentes les
propone el mismo trabajo pero incluyendo la elaboración de un capítulo de
" El Lazarillo", inventado por ellos mismos y con un lenguaje
parecido. Trabajo que pueden realizar en la clase de lengua, una vez
finalizadas las tareas ordinarias.
4.3.- Opinión de los profesores.
La opinión generalizada de los
profesores participantes en el Seminario fue que preferían llevar a cabo el
enriquecimiento horizontal antes que el vertical. Dicho en términos coloquiales
“sacarles chispas” a los temas y apurar todas sus posibilidades. Enseñar
contenidos de cursos superiores podría presentar futuras dificultades si estos
alumnos, al promocionar al curso siguiente, no encuentran respuesta a su
superior competencia curricular. Algo parecido podría ocurrir si durante
algunas horas pasasen a una clase superior en matemáticas o lenguaje. Además de
los problemas de tipo organizativo, de encajes de horario, de contenidos,
etc. En definitiva, si un tema de
matemáticas, por ejemplo el teorema de Pitágoras, puede trabajarse de mil
maneras, es preferible hacerlo antes de pasar a otro tema como podría ser el
teorema del cateto.
En
cualquier caso, volvemos a insistir, la ampliación y el enriquecimiento, la
forma vertical y la horizontal, son dos modos de elaborar una adaptación
curricular que unas veces se identifican y otras se complementan. Lo que
realmente importa es que el profesor sepa utilizar ambas formas a partir del
currículo normalizado y aumentar gradualmente la complejidad de la
ampliación/enriquecimiento de acuerdo con las necesidades educativas de ese
alumno/a inteligente. A mayor diferencia entre la capacidad intelectual de un
alumno y la media del grupo mayor deberá ser también la diferencia entre el
currículo normalizado y el ampliado/enriquecido y por tanto más significativa
será la correspondiente adaptación.
5.- Adaptaciones en el qué enseñar (contenidos)
Cuando
al astronauta Pedro Duque a los 9 años de edad, le pasaron un test de
inteligencia en el Centro de Psicología y Psicotecnia Isaac Peral de Madrid,
los resultados dieron un cociente intelectual de 240 ( la media es de 100-110).
Ante
una cifra tan disparatada el director médico del centro llamó a sus padres y
les dijo que “el niño necesitaba una atención especial para no desperdiciar sus
aptitudes”. Y con una expresión muy gráfica añadió “miren ustedes, ahora al
niño le ocurre lo mismo que le ocurriría
a un elefante si se le diese de comer como a un pajarillo”.
En
situaciones parecidas, aunque no tan destacadas, puede encontrarse un profesor
si en su clase hay algún alumno que aprende a un ritmo mucho más rápido que el
resto y además lo hace con mayor rigor y profundidad. Es entonces cuando
debería plantearse muy en serio “que enseñar a este alumno/a”, “que tipo de
enseñanza adicional”, además de los objetivos y contenidos de la programación
normalizada, debe incluir en cada caso.
En este
sentido, hemos venido comentando que los profesores con alguna experiencia a la
hora de elaborar y aplicar adaptaciones curriculares con alumnos inteligentes
prefieren profundizar en los contenidos del currículo normalizado y
relacionarlos con otros antes que añadir contenidos nuevos o de cursos
superiores. En este último caso, si no se hace tras un detenido análisis de las
necesidades educativas de los alumnos/as más capaces y de los recursos de que
disponemos (profesores, tiempo, materiales, organización, etc.) podríamos
favorecer una aceleración encubierta que a la larga sería más perjudicial que
beneficiosa.
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