La Universitat de Barcelona (UB) y el Hospital Clínic investigan qué falla en el cerebro de los niños afectados por discalculia con el fin de desarrollar un método de reeducación matemática a través del juego y de actividades multisensoriales que permita mejorar el aprendizaje a los niños con problemas de comprensión numérica, según publica hoy la edición impresa de La Vanguardia .
¿Qué es la discalculia?
La discalculia es un trastorno del aprendizaje que se manifiesta con una baja capacidad para entender los números, para el cálculo mental y para el procesamiento matemático. "Es como una dislexia de los números", ejemplifica Josep Maria Serra Grabulosa, neuropsicólogo especializado en el diagnóstico y tratamiento de la discalculia y director de la investigación de la UB.
¿A quién afecta?
La discalculia es tan común como la dislexia y se calcula que afecta a un 5% de la población infantil, aunque hay pocos estudios y muchas personas -tanto niños como adultos-, sin diagnosticar.
¿Cómo se detecta?
Las dificultades para comprender las magnitudes numéricas se reflejan en un bajo rendimiento en matemáticas en la escuela a medida que se avanza de curso, pero hay indicios que pueden detectarse cuando el niño tiene tan solo 4 o 5 años. "Si en el último curso de educación infantil, en P5, el niño tiene problemas para comparar qué número es mayor o menor, para saber qué número va entre otros dos, si siempre se olvida algún número cuando cuenta hasta diez o hasta veinte, o si tiene problemas al hacer seriaciones, conviene estar alerta, porque esos son signos de una baja consciencia numérica", explica Serra.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Hay una serie de señales de alerta que los expertos consideran muy fidedignas para detectar una discalculia. La más evidente es contar con los dedos. "En el primer curso de Primaria es normal; en segundo, muy pocos recurren ya a los dedos para contar, y si un niño lo hace en tercero, es muy probable que tenga problemas de aprendizaje", detalla el especialista, que advierte que muchos chavales se esconden para contar porque les da vergüenza que les vean hacerlo con los dedos.
Otros indicadores significativos son la dificultad para contar para atrás o para hacer cálculos aproximados, la falta de agilidad para manejar números grandes o para ubicar un número en una serie, el no saber qué operación hay que aplicar para resolver un problema, errores a la hora de escribir números dictados, problemas para memorizar las tablas de multiplicar o el dedicar mucho tiempo y esfuerzo para el cálculo mental o para los deberes de matemáticas sin resultados positivos.
¿Qué es la discalculia?
La discalculia es un trastorno del aprendizaje que se manifiesta con una baja capacidad para entender los números, para el cálculo mental y para el procesamiento matemático. "Es como una dislexia de los números", ejemplifica Josep Maria Serra Grabulosa, neuropsicólogo especializado en el diagnóstico y tratamiento de la discalculia y director de la investigación de la UB.
¿A quién afecta?
La discalculia es tan común como la dislexia y se calcula que afecta a un 5% de la población infantil, aunque hay pocos estudios y muchas personas -tanto niños como adultos-, sin diagnosticar.
¿Cómo se detecta?
Las dificultades para comprender las magnitudes numéricas se reflejan en un bajo rendimiento en matemáticas en la escuela a medida que se avanza de curso, pero hay indicios que pueden detectarse cuando el niño tiene tan solo 4 o 5 años. "Si en el último curso de educación infantil, en P5, el niño tiene problemas para comparar qué número es mayor o menor, para saber qué número va entre otros dos, si siempre se olvida algún número cuando cuenta hasta diez o hasta veinte, o si tiene problemas al hacer seriaciones, conviene estar alerta, porque esos son signos de una baja consciencia numérica", explica Serra.
¿Cuáles son las señales de alerta?
Hay una serie de señales de alerta que los expertos consideran muy fidedignas para detectar una discalculia. La más evidente es contar con los dedos. "En el primer curso de Primaria es normal; en segundo, muy pocos recurren ya a los dedos para contar, y si un niño lo hace en tercero, es muy probable que tenga problemas de aprendizaje", detalla el especialista, que advierte que muchos chavales se esconden para contar porque les da vergüenza que les vean hacerlo con los dedos.
Otros indicadores significativos son la dificultad para contar para atrás o para hacer cálculos aproximados, la falta de agilidad para manejar números grandes o para ubicar un número en una serie, el no saber qué operación hay que aplicar para resolver un problema, errores a la hora de escribir números dictados, problemas para memorizar las tablas de multiplicar o el dedicar mucho tiempo y esfuerzo para el cálculo mental o para los deberes de matemáticas sin resultados positivos.
"No es un problema de retención o de memoria, sino que son incapaces de calcular mentalmente o de situar un número entre otros porque en su cerebro en lugar de una escala numérica hay números pequeños y números grandes, y todos los pequeños o los grandes están en el mismo paquete", comenta.
¿Qué hacer?
Si los padres o los profesores detectan varios de los indicios comentados, la recomendación de los expertos es acudir a un psicólogo o a un centro especializado en trastornos del aprendizaje para que valoren el caso. A este respecto, el equipo de Serra en la Universitat de Barcelona prueba en varias escuelas la fiabilidad de un test digitalizado que permitirá detectar a todos los alumnos de primaria con posible discalculia a partir de unas pequeñas pruebas matemáticas.
"Ahora se retrasa mucho la intervención y el tratamiento de estos niños porque primero ha de darse cuenta el profesor de sus problemas, luego llamar a los padres y decirles que consulten a un especialista, y finalmente esperar a que éste le diagnostique; nuestro objetivo es que con un test muy sencillo las escuelas detecten las dificultades y las aborden en el mismo aula y así se agilice la intervención", apunta el psicólogo.
¿Se corrige?
La discalculia, como la dislexia, no desaparece, pero se reeduca. "La solución para estos niños no es repetirles muchas veces lo explicado en clase ni abandonar las matemáticas, sino trabajarlas con la metodología apropiada; si se desarrolla el sistema adecuado, pueden aprender toda las competencias básicas que enseña la escuela para manejarse en la vida cotidiana", indica Serra Grabulosa.
¿Qué hacer?
Si los padres o los profesores detectan varios de los indicios comentados, la recomendación de los expertos es acudir a un psicólogo o a un centro especializado en trastornos del aprendizaje para que valoren el caso. A este respecto, el equipo de Serra en la Universitat de Barcelona prueba en varias escuelas la fiabilidad de un test digitalizado que permitirá detectar a todos los alumnos de primaria con posible discalculia a partir de unas pequeñas pruebas matemáticas.
"Ahora se retrasa mucho la intervención y el tratamiento de estos niños porque primero ha de darse cuenta el profesor de sus problemas, luego llamar a los padres y decirles que consulten a un especialista, y finalmente esperar a que éste le diagnostique; nuestro objetivo es que con un test muy sencillo las escuelas detecten las dificultades y las aborden en el mismo aula y así se agilice la intervención", apunta el psicólogo.
¿Se corrige?
La discalculia, como la dislexia, no desaparece, pero se reeduca. "La solución para estos niños no es repetirles muchas veces lo explicado en clase ni abandonar las matemáticas, sino trabajarlas con la metodología apropiada; si se desarrolla el sistema adecuado, pueden aprender toda las competencias básicas que enseña la escuela para manejarse en la vida cotidiana", indica Serra Grabulosa.
Y detalla que, en el marco de la investigación que llevan a cabo con niños de tercero y cuarto de Primaria que padecen este trastorno, están desarrollado un programa de reeducación, el Nummerus, que trabaja los conceptos matemáticos básicos desde una perspectiva lúdica y multisensorial, abordando las operaciones y los números de manera que los vean, los escuchen y los manipulen para que el cálculo sea algo interactivo.
Autor: Marcos Cotaina.
Maestro especialista en PT
Psicologo educativo.
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